Hoy me siento reflexiva y esperanzada. Leer sobre Mark Rothko me ha inspirado a tratar de entender lo que ha sucedido con Luisma después de que vimos el controversial video del apretón de manos.
Mark Rothko fue un artista visual de origen ruso que amó el rojo en todas sus tonalidades y en todo su espectro y también practicó el arte como forma suprema de libertad. No perteneció a ningún movimiento artístico, ni estuvo asociado a ninguna escuela de pintura, ni tuvo afiliación política. Toda su obra es una expresión de las borrosidades, las intermitencias, la ambigüedad, la ausencia de identidades y definiciones, la abstracción del gesto y las formas. Es una defensa del derecho a no pertenecer, al ser sin ataduras ni anclajes. El sentido de su vida fue el juego con el color en su forma más pura, quiso encontrar el rojo único en todas sus facetas, el rojo inmanente a su ser con una obsesión creativa casi autodestructiva. Severo Sarduy quien amó la pintura de Rothko pensaba "que el suicidio de Mark Rothko se habría debido a que el pintor norteamericano llegó tan profundamente en la investigación del rojo que hubo de concluir con el derramamiento de su propia sangre" .
Todo esto me ha hecho reflexionar. Pienso que los artistas no deben ser juzgados con el mismo rasero que los otros mortales. Hay en ellos una necesidad de libertad y de expansión total que es imposible de detener o de encasillar. También hay en ellos una gran dosis de ingenuidad que puede confundirnos si intentamos encuadrarlos en las escatologías reduccionistas, racionales y binarias de los poderes igualitaristas y totalitarios. Suele suceder que hay en ellos una necesidad muy vital de conexión con sus propias energías y necesidades internas que no les permite vivir en este mundo sin expresar el grito de placer por toda la belleza que ensancha el alma, o el grito de dolor por toda la fealdad que deshumaniza y reduce. Por eso, el tema del arte es, al final, el tema del derecho a la libertad humana en su su dimension más básica y primigenia, es el derecho de todo ser humano a ser, a crear y a expresarse en aras de hacer este mundo un lugar de apertura, de diálogo universal, de realización individual y de desafío a los dogmas y a las burocracias represivas. Al final, el arte nos libera un poco a todos porque nos enseña que la imaginación no tiene límites, y todo ser humano debe de tener derecho a manifestarla pacíficamente. Gracias Rothko por tus rojos liberadores. Luisma, tú eres como Rothko, gracias por tu rebeldía, por tu necesidad insaciable de ser tú, de expresarte, también quieres mostrar el rojo de tu sangre para hacer tu obra maestra, mostrar al mundo todo lo que necesita y anhela el pueblo de Cuba. #Patriayvida.
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