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Saturday, April 16, 2022

El ejercicio de la libertad de expresión se ha vuelto viral. La rueda de la historia avanza hacia un mundo libre de censuras al pensamiento

 El ejercicio de la libertad de expresión se ha vuelto viral

Olga Miranda







 

La ampliación sin precedentes de la libertad informativa y de comunicación que han creado las redes sociales y las plataformas digitales plantea nuevos desafíos sobre temas eternos como es el de los limites de la libertad. Me pregunto, ¿cuáles son los límites justos de la libertad hoy día ? La libertad está siempre en el vórtice de todas las colisiones sociales. 

       La libertad absoluta no existe ni es posible, siempre estamos condicionados por las circunstancias como solía decir Ortega y Gasset. Además de que seria el caos o  la nada existencial a nivel individual. Esto llevaría a un vivir sin sentido, a vivir en un vacío de ilusiones, de metas a alcanzar, de responsabilidades, de aprendizajes colectivos, de estabilidad y perdurabilidad del organismo social. De hecho, vivir en sociedad implica establecer un régimen especifico de libertades donde todos puedan actuar y crear sin reprimir y cancelar los derechos y libertades de los otros, donde todos podamos vivir en paz y relativa armonía. 

     Entonces, aunque parezca paradójico, el no tener libertad total,  sino, por el contrario, tener libertades limitadas, establecidas y controladas impulsa a luchar y apreciar la vida armoniosa, exige aprender a vivir consciente de ciertos derechos y deberes, a relacionarse con respeto a los derechos de los demás, y exige inteligencia y habilidades para la convivencia y la comunicación. Es decir,  al quedar establecidos los márgenes del ejercicio de las libertades se crea la condición fundamental para el desarrollo humano en todas sus dimensiones. No existiría la civilización humana sino se hubiera construido un consenso mínimo sobre los límites de la libertad.  El cual ha ido cambiado en la medida que la sociedad ha evolucionado y ganado en inteligencia sobre la mejor manera de establecer y regular las libertades "para el bien de todos”.

        Sin embargo, el otro extremo, el no tener ninguna libertad, casi ninguna, o un control excesivo y autoritario de las libertades (claro que siempre nos queda la libertad de pensar y sentir aún en una prisión o en dictaduras totalitarias) también hace que la vida pierda sentido y se pierdan las esperanzan y los sueños, y que se anulen o se reduzcan al mínimo las posibilidades de desarrollo y de vivir como reales seres humanos con todas nuestras potencialidades. Por lo tanto eso seria imposible sin un gran costo social porque aparecerían las tendencias autodestructivas y violentas. Hay una razón muy simple para ello. Es cierto que no podemos vivir en sociedad sin control y limite de las libertades, pero menos aún podemos existir sin amplios márgenes para el ejercicio de estas. Como seres sociales necesitamos suficientes derechos y libertades básicas para vivir y darle sentido a nuestras vidas, para expresarnos y actuar como seres inteligentes y creativos, en esencia, para poder ejercer nuestra condición humana. Esta condición supone que somos seres naturalmente dotados de voluntad, inteligencia y razón para pensar, actuar y decidir entre las  opciones de vida que nos hacen felices y nos permiten realizar nuestros deseos y nuestro talento. Esto implica vivir con amplios derechos a hacer lo que nos haga mas prósperos y dichosos, siempre y cuando respetemos la vida y la paz de los otros. Nadie tiene derecho a decidir por nosotros, nadie tiene derecho a imponer un sistema político que limita esos derechos individuales y grupales. 

     Es cierto que la sociedad no existiría en la libertad total y el caos, cierto orden y limites de las libertades individuales y sociales es necesario. Pero para que exista bienestar, progreso y paz social e individual ese orden tiene que ser un sistema consensuado de libertades corporativas, grupales, comunitarias e individuales. Es decir, estos limites tienen que ser justos, no pueden ser impuestos, tienen que ser resultado de un consentimiento, un acuerdo y un pacto social aprobado por los miembros de esa comunidad. De lo contrario  la sociedad se asfixiaría, se hundiría en el atraso, la ruina y en el caos que crean el descontento y la infelicidad debido a la represión de las libertades y los derechos.

      Es decir, los extremos se tocan: ninguna libertad o toda la libertad conducen al mismo sin sentido de la vida y al mismo caos. De ahí lo paradójico de la frase de Jean Paul Sartre “El hombre está condenado a ser libre”. Por un lado, la libertad implica una responsabilidad muy pesada para muchos, es casi una prisión o al menos una presión tener que decidir todo el tiempo entre tantas opciones y entre las posibles consecuencias de nuestros actos cuando tenemos libertad para tomar decisiones. Eso ha sido muy bien dibujado por la filosofía existencialista, la cual ha descrito como ninguna escuela de pensamiento el drama del hombre moderno al tener que asumir la conciencia de su voluntad y su libertad. 

     En este sentido, la carencia de libertades puede resultar atractiva para algunos en tanto nos libera del peso de tener que tomar control de nuestras vidas y hasta de la vida de otros si somos padres, líderes, maestros, etc. Ello nos libera del esfuerzo de pensar sabiamente, de tener que asumir riesgos y responsabilidades, de tener que estudiar y educarnos  para saber con  certeza si hacemos bien o mal. Claro que podemos dejarle la tarea al Dios que todo lo sabe y que decide por nosotros con su plan perfecto, etc. Pero al final del día siempre tenemos que enfrentarnos a nuestra conciencia y vamos a tener que actuar, pensar y decidir por nosotros mismos. En algún punto la libertad de elegir y decidir es inevitable e imprescindible para vivir humanamente. Esto puede ser complicado a veces para muchos. De alguna manera esto explica el gran poder de las religiones pues los seres humanos se liberan del peso de la libertad de elegir.

      Entonces, mientras más compleja, diversa y tecnológica  se tornan las relaciones sociales y sus escenarios, más urgente y difícil es la tarea de establecer los limites de la libertad, los cuales están en constante redefinición y negociación a nivel micro-sistémico e individual. Los gobiernos solo pueden establecer marcos muy generales, pero ni el más perfecto de ellos va a poder controlar nunca lo que ocurre a nivel primario, en las interacciones individuales o grupales espontáneas. Y mucho menos en la actualidad cuando los medios de comunicación han sido descentralizados de manera natural gracias a las modernas tecnologías. 

       Además, es absurdo pensar que esos limites pueden ser establecidos de una vez por todas y para siempre. Cuando una sociedad está en una crisis de estabilidad y los conflictos brotan por doquier es síntoma de que hay necesidad de revisar los limites de los derechos y libertades que fueron establecidos en un momento determinado por el sistema político y jurídico, imperante en el pasado, pero que ya no funciona porque la realidad ha cambiado, las aspiraciones y exigencias sociales se han ampliado y aparecen nuevas demandas de extender aquellos limites o reajustarlos a las nuevas necesidades y circunstancias. Abraham Lincoln, padre fundador de la democracia americana defendía la idea de que las generaciones políticas  anteriores no tienen derecho a comprometer el futuro de las nuevas generaciones. El argumentaba que cada generación tiene su momento de liderazgo y luego su declive. por ello el sistema político tiene que garantizar la renovación sistemática de las estructuras legales y de poder. Las nuevas generaciones tienen que tener el derecho a hacer valer su nuevo proyecto social. Por ejemplo, todo esa narrativa del gobierno de Cuba sobre “la continuidad “no es más que una manipulación ideológica de una generación que no quiere retirarse y trata de frenar el derecho a un cambio generacional y social. Ese “continuismo” no es más que reaccionarismo solapado con un lenguaje comunista gastado y recalentado. 

       Entonces, pensando todo esto a la luz de lo que sucede en Cuba, para mi resulta obvio que el país avanza cada vez más hacia la autodestrucción porque  las libertades sociales e individuales de todo orden, económicas, culturales, jurídicas, civiles, de expresión y de pensamiento están totalmente reprimidas. Las pocas que se establecieron en algún momento ya no se ajustan a las nuevas realidades de un modo global e interconectado. Las nuevas libertades civiles y políticas que exige la vida moderna están totalmente ahogadas. Por ejemplo, en el mundo actual, la libertad de expresión no es ya un derecho, es el estado natural en que funciona la sociedad, es totalmente absurdo establecer un sistema de control represivo a la expresión en los medios de comunicación y en la redes sociales. Siempre y cuando se respete la vida y la dignidad individual, ningún gobierno puede controlar el derecho a la libertad de expresión, es un derecho humano básico que se ha vuelto viral. 

     La libertad de expresión y de información es la única libertad que ahora mismo está granizada de oficio por el solo hecho de tener un aparato electrónico que se conecte a internet. Es la manera en que la sociedad funciona, afortunadamente esto no es más un privilegio de ningún gobierno o clase social con acceso al conocimiento y a su divulgación. Si los nefastos sistemas comunistas autoritarios sigue usando la censura y continúan tratando de controlar estas libertades que son condición sine quanon de la vida humana actual, la historia les pasa ya la cuenta y están pagando el precio con su decadencia y miseria aunque las apariencias puedan ser otras. La libertad de información y expresión se ha hecho una libertad universal, estamos viviendo  en un nivel más complejo de la evolución de nuestra condición humana como seres libres. La nuevas redes sociales han desplazado a los medios de información tradicionales y son un espacio para ejercer la opinión de manera libre y espontánea. Es considerado ilegal a nivel internacional, en todas las naciones libres y democráticas, limitar este derecho. Se ha entendido como una violación de la libertad de expresión impedir el acceso a las redes sociales o establecer lo que se puede decir o no en términos políticos. 

Indagando sobre el tema encontré los que se regula al respeto en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y lo que es ya consenso internacional.

"Asimismo, este derecho se encuentra regulado en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en el que se establece que “todo el mundo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión, este derecho incluye la libertad a mantener opiniones sin interferencias y a buscar, recibir e impartir información e ideas a través de cualquier medio sin tener en cuenta las fronteras”.

En este sentido, la libertad de expresión abarca las libertades de opinión, de información, de cátedra y de prensa. Se trata de un derecho que resulta esencial para poder participar activamente en una sociedad libre y democrática. Según el derecho internacional, para que una sociedad sea considerada libre y democrática, la limitación a la libertad de expresión deberá ser mínima, proporcionada y justificada."

(Libertad de expresión en las redes  sociales. LetsLaw https://letslaw.es/libertad-de-expresion-en-redes-sociales/) 


       Entonces, ejerzamos ese derecho para crear más conciencia del tremendo poder que tenemos de recibir información y difundirla para alcanzar la meta de vivir con dignidad y felicidad. Usemos la libertad para difundir nuestro pensamiento con responsabilidad para producir una libertad inteligente. Que la libertad de ejercer la libertad se haga viral y sea una amenaza para la sobre-vivencia de los gobiernos totalitarios y las dictaduras.  Ese es el desafío de las redes sociales para los que somos víctimas de sistemas antidemocráticos o de ideologías dogmáticas e intolerantes: no dejar que nos creen el miedo a opinar espontáneamente en las redes sino hacer viral la libertad de ser libres de opinar, de pensar, de oponernos a la censura y a la represión.

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