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Saturday, March 19, 2016

Somos la sociedad del espectáculo, "somos ese montón de espejos rotos"

URBANISMO, TERRITORIO Y PAISAJE

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martes, 30 de marzo de 2010
La sociedad del espectáculo

Cuando explico el tema del Land-Art en la asignatura de Paisaje que imparto en la Escuela de Arquitectura de Madrid empiezo siempre refiriéndome al hecho de andar como experiencia artística. Dadá, Breton, Guy Debort… Dado el escaso tiempo de que dispongo, al hablar de Guy Debort tengo que referirme (pero sin dar muchas explicaciones) a la Internacional Situacionista. También menciono a Constant como segunda derivada del tema, y sigo adelante. Después de hacer esto a lo largo de los cuatro últimos años he llegado a la conclusión de que el 95% de mis alumnos no conocían la existencia de la Internacional Situacionista hasta que no se la mencioné. Alguno se atreve a preguntarme qué es eso. Y me pone en un compromiso porque no puedo dedicarle el tiempo suficiente ni tan siquiera para explicarle su significado. Es entonces cuando me doy cuenta de lo rápido que pasa el tiempo. Los que hemos vivido el mayo de 1968 en la Universidad (popularmente conocidos como excombatientes del 68) la situación nos parece sorprendente. Buena parte de las ideas más revolucionarias y rompedoras de este siglo proceden de las propuestas de sus integrantes, bien como miembros de la IS o como pertenecientes a otros grupos que se formaban y desaparecían con una facilidad extraordinaria. Su interés para nosotros es que sus análisis y propuestas tienen mucho que ver con la ciudad, cosa no demasiado común cuando se trata de corrientes de pensamiento.



Las reflexiones anteriores me han surgido a raíz de pensar sobre qué libro podía leer estos días de descanso. Decidí escarbar en las “capas geológicas” de la buhardilla donde los libros se van acumulando y los de atrás quedan para siempre sepultados por los que se van colocando delante. Allá por el pleistoceno, debajo de un libro de Víctor D’Ors, encontré unas hojas grapadas con unas pastas de cartulina amarilla sobre la que había escrito: “La sociedad del espectáculo”, y debajo “Guy Debord”. Viejos recuerdos. Pensé de inmediato que me gustaría volver a leerlas. Y claro, no me duró la lectura ni un par de horas con lo que el problema de qué leer estos días permanece. Pero también pensé que sería bueno recuperarlas. Así que busqué en Internet suponiendo que en algún sitio estarían accesibles. No me costó mucho encontrarlas. En español, en inglés y en francés. Aunque también podéis leer el libro en edición “analógica” y casi en cualquier idioma. En el enlace en español que he puesto arriba se aloja una traducción más aceptable que la de mis páginas ciclostiladas (aunque no las cambio por nada). Después de la lectura de los párrafos más inteligibles me acordé de mis alumnos y su desconocimiento de la Internacional Situacionista. De inmediato decidí que sería bueno escribir algo en el blog. Debo advertir que el tema es complicado y muy difícil de explicar en forma comprensible (aparte de ser un ladrillo de fechas, nombres y situaciones). Pero no todo en esta vida va a ser escribir sobre rotondas. De forma que empiezo.


Imagen de Adrian Cooper

Así como, y hablo en términos muy generales, el marxismo consideró siempre a la ciudad de una forma secundaria (si se consigue solucionar la cuestión social el problema urbano se resolverá por sí mismo) esta reedición de la Internacional que es la Internacional Situacionista la pone en un lugar importante de la discusión, por lo menos en su primera etapa. Pero, para empezar, habría que situar el situacionismo (¡qué belleza de expresión! Para los situacionistas "el situacionismo es un vocablo carente de sentido, concebido evidentemente por los antisituacionistas", nº 1 de Internationale Situationniste, 1-VI-1958). Para ello me remontaré al período inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial. Algún día tendré que desarrollar y sustentar esta tesis pero se va acumulando tal cantidad de material y evidencias acerca de esta guerra como punto de ruptura en la concepción de la ciudad (en el arte, en la relación con el territorio, en el uso del espacio público) que no es de extrañar que consciente o inconscientemente, empiece el relato en este punto.

Línea 1, el grupo COBRA

En el año 1948, Appel, Jorn y Corneille, a los cuáles se sumaron luego Atlan, Alechinsky, Constant, Noiret y Dotremont, crearon el grupo COBRA (iniciales de las ciudades de procedencia de sus primeros integrantes: Copenhague, Bruselas y Ámsterdam) que se marcan como objetivo la no interferencia de la razón sobre el inconsciente. Reactivadores, pero críticos también, del surrealismo, llegaron a publicar unos pocos números de Cobra Revue y realizaron tres exposiciones colectivas antes de disolverse en 1951.



En sus planteamientos destaca la influencia de Henry Lefebvre (qué recuerdos, El derecho a la ciudad fue el libro de cabecera de muchos de los elementos más activos de la sociedad española en aquellos momentos) no sólo respecto a los temas urbanos sino, y sobre todo, sus tesis sobre la vida cotidiana. La cuestión de la llamada “satisfacción de los deseos” muy relacionada con sus análisis sobre la incipiente sociedad del bienestar, a través del grupo COBRA, ocupará un lugar central en la teoría situacionista y su influencia se puede rastrear hasta el día de hoy en las propuestas, por ejemplo, en el Desarrollo a Escala Humana al que me he referido al final del artículo anterior. También las ideas de Constant sobre un urbanismo unitario influirían de forma determinante sobre todo al comienzo de la IS.


La Bauhaus Imaginista: Constant Pinot y Jorn (Not Bored!)

Al disolverse COBRA en 1951 sus integrantes siguen caminos diferentes, pero Jorn (después de un intento de asociarse con Max Bill, exalumno de la Bauhaus), junto con Constant y Pinot Gallizio, un italiano que no había formado parte de COBRA, deciden fundar la Bauhaus Imaginista cosa que hacen en noviembre de 1954. Su idea era una nueva Bauhaus más experimental, de forma que ponen en funcionamiento en Albisola (Italia) un laboratorio dedicado en principio a trabajar con nuevos materiales cerámicos y de pintura. Todo este período con la formación continua de grupos y su separación para crear otros nuevos me recuerda una fiebre parecida en la música que en este caso se resolvió con la aparición de nuevas formas y expresiones estéticas. Quien esté interesado en este tema concreto de los grupos artísticos y de pensamiento (yo no puedo aquí más que dar leves pinceladas) puede encontrar mucha información en el libro de Hal Foster, Rosalind E. Krauss, Yve-Alain Bois y Benjamin H. D. Buchloh titulado Arte desde 1900. Modernidad, antimodernidad, posmodernidad publicado por Akal. Es caro pero ofrece una panorámica muy completa de todo el siglo.

Línea 2, el Movimiento Letrista

El Movimiento Letrista se presenta públicamente el 8 de enero de 1946. Fundado por Isidore Isou (Jean-Isidore Goldstein) y Gabriel Pomerand fue controvertido desde sus comienzos. Los escándalos jalonan su existencia. Por ejemplo, Isou interrumpe el mismo año de su fundación una conferencia sobre Dadá que estaba pronunciando Michel Leiris para leer un poema (infumable) y el primer y único número de La dictadura letrista. Al año siguiente la editorial Gallimard publica el manifiesto letrista: “Introduction a une Nouvelle Poésie et a une Nouvelle Musique”. También resulta, además de infumable, ilegible en su mayor parte. Lo único que parece entenderse es que, según Isou, lo que podía salvar a la poesía era la deconstrucción de las palabras y su estructura, y su forma tal y como se entendía hasta la fecha debería ser abolida. Como resumen, las palabras en su nueva organización sólo eran válidas fundidas con la música constituyendo un “arte único” sin rastro de la diferencia original. Pero, probablemente, lo que nos ayude a entender lo que siguió es la afirmación de que el surrealismo estaba muerto. Esta crítica al surrealismo la tomará más adelante la Internacional Situacionista como una de sus banderas y es muy común en la mayor parte de los elementos que pululan por las vanguardias en estos momentos.


Isidore Isou, “Hypergraphies Polylogue” 1964 (MACBA)

A partir de 1950 se suman al Movimiento personajes como Brau, Wolman, Lemaitre o Guy-Ernest Debord. Este último formaba parte del grupo marxista francés Socialismo o Barbarie que combatía el estalinismo en todas sus formas tratando de desarrollar un marxismo antidogmático. Hasta tal punto que consideraban a la URSS y a los países socialistas como capitalistas de estado. En los años 1951 y 1952 el Movimiento Letrista pone los cimientos del llamado “Cine Letrista”. Así, en 1951, se le concede a la película de Isou el primer premio al cine de vanguardia en el Festival de Cannes por el trabajo “El tratado de la bobada y la eternidad”. Aunque este no es un blog de cine y debería ir directo a nuestros intereses no me resisto a comentar algo sobre la película (?). Por ejemplo, la banda sonora iba por libre, no tenía nada que ver con las imágenes. Imágenes que, por cierto, consistían en tomas fijas rotas y rayadas previamente y deliberadamente aburridas. Y Debord filma en 1952 “Hurlements en faveur de Sade” con una serie de secuencias sólo en blanco o sólo en negro con una voz en off de fondo. No sigo por este camino pero quien pueda estar interesado no tiene más que consultar una historia del cine. Dejamos aquí el Movimiento Letrista porque en 1952 sufre una escisión por la izquierda (básicamente el matrimonio Debort-Bernstein) y se funda la Internacional Letrista. El detonante de la escisión fue el boicot que le organizaron a Charlie Chaplin en octubre de 1952. Bueno, ya casi estamos llegando.


Psicogeografía, “The naked city” (Lecointre Drouet)

En el verano de 1953 aparece el término “psicogeografía” en el ámbito de la Internacional Letrista como relación que se establece entre el ambiente, las emociones y el comportamiento de los individuos. El grupo publica, además, un boletín informativo llamado Potlach del que salieron los números del 1 al 29 (pueden encontrarse en francés aquí los seis primeros). El instrumento de la psicogeografía era “la deriva” mediante la cual los habitantes de las ciudades serían felices vagando como nubes por las calles en medio de un urbanismo unitario. Según Guy Debort en Les Lèvres nues (1956): “El concepto de deriva está ligado indisolublemente al reconocimiento de efectos de naturaleza psicogeográfica, y a la afirmación de un comportamiento lúdico-constructivo, lo que se opone en todos los aspectos a las nociones clásicas de viaje y de paseo”. Ya tenemos (más o menos) dos de las tres patas que van a dar lugar a la Internacional Situacionista.

Línea 3, la LPA

La tercera era la London Psychogeographical Association. No está muy clara, ni la génesis del grupo, ni tan siquiera que no hubiera sido sencillamente un montaje. Aparece mencionada en el año 1957 por Ralph Rumney como una de las entidades organizadoras de la “Primera muestra de psicogeografía” celebrada en Bruselas, para luego desaparecer de forma eventual en el verano (luego reaparece de otra forma) de ese mismo año al fusionarse con la Internacional Letrista y el Movimiento Internacional para un Bauhaus Imaginista, dando lugar a la Internacional Situacionista.


Génesis de la Internacional Situacionista
  Señalar en la imagen para ampliarla

Espero que aquellos que hayan tenido la paciencia de llegar hasta aquí comprendan las dificultades del tema y el hecho de que no pueda en un artículo de un blog ni plantear el significado y orígenes, las relaciones y los nexos que producen entre Guy Debord, Constant, los surrealistas, los situacionistas, etc., de forma medianamente detallada. Tan sólo puedo trazar las grandes líneas. Después de terminar la Segunda Guerra Mundial se produjo una efervescencia de movimientos, agrupaciones, recomposiciones, manifiestos, propuestas radicales, deseos de experimentar, contestación, que son el sustrato de lo que vino luego y de los planteamientos de mitad de los años setenta en adelante y que todavía en parte permanecen vigentes. Ahora mismo estamos ante otro momento parecido pero que se manifiesta de forma diferente. El comprender lo que sucedió en estos años con turbulencias de fondo muy importantes nos puede ayudar a no volver a situaciones del pasado. Lo digo porque estoy viendo en los jóvenes más inquietos intentos de repetir lo irrepetible porque las condiciones históricas de ahora no son las de entonces y lo último de una vanguardia es que se coloque en la retaguardia (eso sí, creyendo que está muy por delante).

La Internacional Situacionista

La Internacional Situacionista se funda el 28 de julio de 1957 en Cosio d’Arroscia (Italia) mediante la fusión básicamente de la Bauhaus Imaginista y la Internacional Letrista (con el extraño añadido de la London Psychogeographical Association). La sede se establece en París ya que casi todos eran franceses aunque pronto se abren secciones en Italia, Bélgica, Alemania e Inglaterra. En 1958 se publica por primera vez Internationale Situationniste la revista del grupo de la que se llegaron a publicar hasta 12 números. Quien esté interesado puede encontrar algunos en el libro La realización del arte: textos de Internationale Situationniste, publicado por Literatura Gris en 1999. También, traducidos, algunos artículos de varios números en el Archivo Situacionista. El grupo (que era muy pequeño) basaba sus postulados en la crítica al capitalismo de la postguerra de una forma abierta y exenta de corporativismos. Casi desde el principio aparecieron dos enfoques. El primero más político y social de la sección francesa y el segundo más artístico de los alemanes. La posibilidad de producir un arte verdaderamente político se basaba en lo que llamaban “situaciones” y, sobre todo, en la creación de las mismas.


Agosto de 1957, Imperia, Cosio d'Arroscia (Ciudades Ocasionales)
Pinot, Simondo, Verrone, Bernstein, Debord, Jorn y Olmo

Guy Debord impuso un liderazgo férreo (lo mismo que Breton con los surrealistas) y cuando la sección alemana agrupada en torno a la revista Spur con Nash a la cabeza se desmandó ligeramente la expulsó sin contemplaciones. De forma que en 1962 este grupo de constituyó como la 2ª Internacional Situacionista dividiéndose sus efectivos en dos partes casi iguales. Para la IS la confrontación del arte con vida es la base de lo que podría ser un cambio revolucionario. Desde este punto de vista el reciclaje, el collage, la reconversión de productos culturales, la prevalencia de la palabra sobre la imagen, son propuestas situacionistas. En realidad, lo que se trataba era de superar el concepto parcelado del arte (en general el concepto parcelado de la vida) sustituyéndolo por un concepto unitario.


Vestíbulo de la Escuela de Arquitectura de Madrid (Soloarquitectura)

Para ello se trataba de efectuar una labor de zapa respecto al arte oficial. Mediante perfomances, happenings (¿en qué han quedado aquellos happenings que realizábamos en el vestíbulo de la Escuela de Arquitectura de Madrid cuando yo era estudiante con la participación de profesores incluida, aquellos conciertos de música concreta?), plagio de cuadros, carteles publicitarios reconvertidos, lenguaje de cómics… se trataba de bajar el arte establecido del pedestal en el que se encontraba. Pero el sistema capitalista es una auténtica máquina de triturar que hace suyo hasta lo aparentemente más alejado. De forma que ha sido capaz de asimilar todo lo subversivo de estas propuestas y relegarlas a aquellos sitios contra los que luchaban: los museos, las subastas, el arte como mercancía. El hecho de que sus planteamientos y trabajos se estudien hoy en las aulas, que se lean tesis doctorales sobre el tema, que se traten en libros que cuestan más de cien euros, o aparezcan en los museos, es indicativo de su fracaso.


Constant en su estudio, 1961 (Plataforma Arquitectura)

La Internacional Situacionista desde sus comienzos luchaba en dos frentes. El primero, en el ámbito artístico, contra el surrealismo (a pesar de todo lo que le debían), y en el ámbito social contra el capitalismo. No contra aspectos parciales del capitalismo, no, contra su totalidad. Entendían que la sociedad que les había tocado vivir era una sociedad caduca, una pseudosociedad de mentira, una sociedad del espectáculo. Este es precisamente el título de la obra de Guy Debord y la causa de que haya escrito este artículo. Como ya os podéis imaginar por lo que he contado más arriba, este libro (?) me impactó de forma notable. Lo que no quiere decir que no reconozca que existen páginas enteras literalmente incomprensibles (por lo menos para mí). El hecho de haberlo leído en papeles ciclostilados como si fuera un panfleto de ultraizquierda, con hojas sin paginar (menos mal que estaba escrito a base de párrafos numerados), una traducción pésima y cedido por algún amigo (Luis, nunca te he dado las gracias) como si fuera un documento esotérico de iniciados, le daba una cierta aureola romántica. Pero releído a día de hoy en la edición que encontré en Internet pienso que en su mayor parte todavía tiene bastante interés.

La Sociedad del Espectáculo

Por supuesto que me gustaría señalar aquellas partes que tienen una relación más directa con nuestro tema, de forma que me voy a centrar en el capitulo 7 que Debord llama “El acondicionamiento del territorio”. Y lo voy a hacer simplemente reproduciendo párrafos que, pienso, no necesitan mayor comentario. Quizás tan sólo recordar la fecha de su publicación, 1967. Sin embargo, previamente algo sobre la sociedad del espectáculo:


Bernstein, Jorn, Caillard, Debord (Live Journal)

La sociedad del espectáculo. 1: “Toda la vida de las sociedades en las que dominan las condiciones modernas de producción se presenta como una inmensa acumulación de espectáculos. Todo lo que era vivido directamente se aparta en una representación.”; 4: “El espectáculo no es un conjunto de imágenes, sino una relación social entre personas mediatizada por imágenes.”; 6: “El espectáculo, comprendido en su totalidad, es a la vez el resultado y el proyecto del modo de producción existente. No es un suplemento al mundo real, su decoración añadida. Es el corazón del irrealismo de la sociedad real. Bajo todas sus formas particulares, información o propaganda, publicidad o consumo directo de diversiones, el espectáculo constituye el modelo presente de la vida socialmente dominante. Es la afirmación omnipresente de la elección ya hecha en la producción y su consumo corolario. Forma y contenido del espectáculo son de modo idéntico la justificación total de las condiciones y de los fines del sistema existente. El espectáculo es también la presencia permanente de esta justificación, como ocupación de la parte principal del tiempo vivido fuera de la producción moderna.”; 9: “En el mundo realmente invertido lo verdadero es un momento de lo falso.”; 34: “El espectáculo es el capital en un grado tal de acumulación que se transforma en imagen.”


Guy Debord, Michele Bernstein y Asger Jorn en París (Not Bored!)

Espacio y territorio. 165: “La producción capitalista ha unificado el espacio, que ya no está limitado por sociedades exteriores. Esta unificación es al mismo tiempo un proceso extensivo e intensivo de banalización. La acumulación de mercancías producidas en serie para el espacio abstracto del mercado, al mismo tiempo que debía romper todas las barreras regionales y legales y todas las restricciones corporativas de la edad media que mantenían la calidad de la producción artesanal, debía también disolver la autonomía y calidad de los lugares. Esta fuerza de homogeneización es la artillería pesada que ha derribado todas las murallas chinas.”; 168: “Subproducto de la circulación de mercancías, la circulación humana considerada como un consumo, el turismo, se reduce fundamentalmente al ocio de ir a ver aquello que ha llegado a ser banal. La organización económica de la frecuentación de lugares diferentes es ya por sí misma la garantía de su equivalencia. La misma modernización que ha retirado del viaje el tiempo le ha retirado también la realidad del espacio.”


Constant, New Babylon, 1960 (Arqueología del Futuro)

El urbanismo. 169: “…El urbanismo es esta toma de posesión del medio ambiente natural y humano por el capitalismo que, desarrollándose lógicamente como dominación absoluta, puede y debe ahora rehacer la totalidad del espacio como su propio decorado.”; 171: “Si todas las fuerzas técnicas de la economía capitalista deben ser comprendidas como operantes de separaciones, en el caso del urbanismo se trata del equipamiento de su base general, del tratamiento del suelo que conviene a su despliegue; de la técnica misma de la separación.”


Constant, interior de New Babylon, 1960 (Plataforma Arquitectura)

La arquitectura y el urbanismo. 173: “Por primera vez una nueva arquitectura, que en cada época anterior estaba reservada a la satisfacción de las clases dominantes, se encuentra directamente destinada a los pobres. La miseria formal y la extensión gigantesca de esta nueva experiencia de hábitat proceden conjuntamente de su carácter de masa, que está implicado a la vez por su destinación y por las condiciones modernas de construcción. La decisión autoritaria, que ordena abstractamente el territorio en territorio de la abstracción, está evidentemente en el centro de estas condiciones modernas de construcción. La misma arquitectura aparece en todas partes donde comienza la industrialización de los países atrasados en este aspecto como terreno adecuado al nuevo género de existencia social que se trata de implantar allí. Tan claramente como en las cuestiones del armamento termo-nuclear o de la natalidad - donde se ha alcanzado la posibilidad de manipular la herencia - el umbral traspasado en el crecimiento del poder material de la sociedad y el retraso en la dominación consciente de este poder se despliegan en el urbanismo.”


Paris, Mayo de 1968 (La palabra como arma)

La autodestrucción del medio urbano. 174: “El momento actual es ya el de la autodestrucción del medio urbano. La explosión de las ciudades sobre los campos cubiertos por "masas informes de residuos urbanos" (Lewis Mumford) es presidida de forma inmediata por los imperativos del consumo. La dictadura del automóvil, producto-piloto de la primera fase de la abundancia mercantil, se ha inscrito en el terreno con la dominación de la autopista, que disloca los antiguos centros e impone una dispersión cada vez más pujante. Al mismo tiempo los momentos de reorganización inconclusa del tejido urbano se polarizan pasajeramente alrededor de "las fábricas de distribución" que son los gigantescos hipermercados edificados sobre un terreno desnudo, con un parking por pedestal; y estos templos del consumo precipitado están ellos mismos en fuga en el movimiento centrífugo que los rechaza a medida que se convierten a su vez en centros secundarios sobrecargados, porque han acarreado una recomposición parcial de la aglomeración. Pero la organización técnica del consumo no es más que el primer plano de la disolución general que ha llevado a la ciudad a autoconsumirse de esta manera.”


Imagen de Waxin and Milkin

Me he dejado muchas cosas en el tintero (debería más bien decir en el teclado) pero es que de este tema podría estar escribiendo páginas y páginas, incluso un libro. Lo que más me apena es no haber comentado algo sobre el “Formulario para un nuevo urbanismo” de Gilles Ivain (Ivan Chtcheglov) asumido por la Internacional Letrista en 1953 y publicado más tarde en el primer número de la Internationale Situationniste. No me resisto a reproducir su comienzo: “Nos aburrimos en la ciudad, ya no hay ningún templo del sol. Entre las piernas de las mujeres que pasan los dadaístas hubieran querido encontrar una llave inglesa y los surrealistas una copa de cristal. Esto se ha perdido. Sabemos leer en los rostros todas las promesas, último estado de la morfología. La poesía de los carteles ha durado veinte años. Nos aburrimos en la ciudad, tenemos que pringarnos para descubrir misterios todavía en los carteles de la calle, último estado del humor y de la poesía.” Tampoco he podido hablaros de la batallita de mayo del 68 y la repercusión que tuvo en sus acontecimientos la Internacional Situacionista. Pero, y sobre todo, la utilización que esta última hizo de dichos acontecimientos.


Paris, Mayo de 1968 (Periodismo para la gente)

En fin, lo más grave es que tampoco he podido contaros casi nada sobre las preocupaciones situacionistas sobre la ciudad. Y, en concreto, su posición radicalmente crítica frente al urbanismo. Y la contraparte, las propuestas acerca del “urbanismo unitario” plasmadas por Guy Debort en un París fragmentado y a la deriva, o de Constand sobre la ciudad móvil del futuro como “Spatiovore”, “Ambiance de jeu” o “New Babylon” (aunque mis alumnos de paisaje conocen algunas imágenes al respecto). Tampoco casi nada sobre los recorridos psicogeográficos, trayectos marcados sobre la ciudad que se constituyen en auténticas perfomances con el objeto de crear situaciones proclives al entendimiento real de la misma. Viejos recuerdos. A lo mejor (¿o a lo peor?) no tan viejos. En cualquier caso dignos de ser considerados y conocidos. Sobre todo por aquellos que ahora están intentando cambiar las cosas, situarse en una posición crítica frente a lo establecido, e intentan transmitir el mensaje de que “los tiempos están cambiando” y que las ciudades que estamos construyendo no responden a los nuevos requisitos. La necesidad de una nueva ciudad anunciada por los más visionarios como Guy Debort (también por otros como Geddes o Jacobs) se hace cada vez más perentoria. Hoy sólo he tratado de exponer algunas de las cosas por la que ha pasado mi generación en un, probablemente vano, intento de que los que no las han pasado comprendan algunas de sus raíces. No lo he hecho con espíritu crítico (los interesados pueden encontrar miles de críticas a la IS, algunas feroces, otras más benevolentes, publicadas en muchos sitios) ni tan siquiera analítico, sino simplemente porque las ideas de esos años entiendo que deben ser conocidas. Las propuestas más radicales, incluso referidas a otra sociedad que no es ya la nuestra, también deben tener su lugar en esta obligada reconstrucción de la ciudad que estamos intentando, porque frecuentemente son las más puras y desinteresadas, aunque no necesariamente las más prácticas y posibles.


Debord haciendo algo que le gustaba bastante: beber (Contraindicaciones)
Oudejans, Constant, Debord y Armando. Munich, 1959

Guy Debord, aquejado por una poliomelitis alcoholica incurable, se suicida el 30 de noviembre de 1994. Para terminar me gustaría reproducir unas frases suyas que parecen la metáfora de la sostenibilidad (aplicadas a la bebida, claro, que según su propia confesión era de lo que más sabía): “Ni yo ni la gente que ha bebido conmigo nos hemos sentido avergonzados en ningún momento por nuestros excesos. Al "banquete de la vida" -por lo menos hay buenos convidados- nos habíamos sentado sin pensar un solo instante que todo lo que bebíamos con tanta prodigalidad no les iba a ser ulteriormente repuesto a aquellos que vendrían detrás de nosotros. En lo que alcanza la memoria del borracho, nunca se había imaginado que era posible ver desaparecer del mundo algunas bebidas antes de que lo hiciera el bebedor.” (Panegírico, tomo I, apart. III, Acuarela libros, Madrid, 1999).

Pequeño vocabulario
(extraído de La realización del arte, Madrid, Literatura Gris, 1999):
  • Deriva: Modo de comportamiento experimental ligado a las condiciones de la sociedad urbana; técnica de paso ininterrumpido a través de ambientes diversos. Se usa también más específicamente para designar la duración de un ejercicio continuo de esta experiencia.
  • Psicogeografía: Estudio de los efectos precisos del medio geográfico, ordenado conscientemente o no, al actuar directamente sobre el comportamiento afectivo de los individuos.
  • Psicogeográfico: Relativo a la psicogeografía. Lo que manifiesta la acción directa del medio sobre la afectividad.
  • Psicogeógrafo: Que investiga y transmite las realidades psicogeográficas.
  • Situación construida: Momento de la vida construido concreta y deliberadamente para la organización colectiva de un ambiente unitario y de un juego de acontecimientos.
  • Situacionista: Todo lo relacionado con la teoría o la actividad práctica de la construcción de situaciones. El que se dedica a construir situaciones. Miembro de la Internacional situacionista.
  • Situacionismo: Vocablo carente de sentido, forjado abusivamente por derivación de la raíz anterior. No hay situacionismo, lo que significaría una doctrina de interpretación de los hechos existentes. La noción de situacionismo ha sido concebida evidentemente por los antisituacionistas.
  • Urbanismo unitario: Teoría del empleo del conjunto de las artes y técnicas que concurren en la construcción integral de un medio en combinación dinámica con experiencias de comportamiento.




Etiquetas: Urbanismo
10 comentarios:

hans brinker dijo...
Magnifico, como siempre. Que mas se puede añadir a estos artículos... siempre por miedo, vergüenza o no saber que decir se queda uno callado, pero no está de mas supongo recordar que estos artículos son la mejor manera que tengo de aprovechar mis clases de otras asignaturas. Se aprende mucho mas, es mas interesante y ademas se queda uno con una sensación que le llena mucho mas por dentro.
Gracias por este y otros, por el blog y por compartir con el mundo su sabiduria.

un saludo desde Donosti!

Antonio Folgado dijo...
Pepe: ¡qué articulo más cojonudo!¡qué recuerdos! Pero entonces no había perspectiva de nada, todo era un inmenso follón y nosotros éramos unos pipiolos. Creo recordar haber leído algún número de "Socialisme ou barbarie" pero sin saber "quien era su padre", de donde venía, nada de nada. Además, si te he de ser sincero, a mí el mundo del arte en aquellos momentos me importaba un bledo y no creía que tuviera que ver con la política. Tus alumnos no sabrán lo que es la Internacional Situacionista pero si te digo la verdad hasta que no he leído tu artículo no había relacionado muchas cosas que tenía en compartimentos estancos ¡si lo hubiera sabido de aquella! Me voy a poner a leer la Sociedad del Espectáculo, pero en francés, así me desoxido un poco que parece como si este idioma estuviera proscrito. A quien si leí en su momento fue a Lefebvre, claro. Hace unos meses estuve releyendo cosas suyas, se me cayó el alma a los pies. Me pareció haber retrocedido a la prehistoria. Lo siento porque parece que le tienes aprecio pero parecía que estaba hablando de otra galaxia. Unha aperta.

Jorge Sutil dijo...
Fariña, te he oido decir alguna vez que te gustaría ser joven para vivir lo que va a pasar durante los próximos treinta años porque va a ser la época más interesante después de la Revolución Industrial. Pero, por lo que cuentas, a mí me hubiera gustado haber sido lo que llamas un excombatiente del 68. En aquellos momentos pasaban cosas. Tú me dirás que cosas interesantes están pasando ahora. Todo es un peñazo y lo único que les interesa a mis amigos es cómo vivir cómodos sin hacer nada. O los otros que se van a África a redimir a los negritos en avión y en clase bussines. También puedes hacerte de una secta. O católico. O musulmán. O judío. Yo me refugio en mis fractales que es lo mismo, no veas lo que sé ya de fractales. De todas formas lo que más me ha gustado del articulo es la frase de Guy Dabord que recoges el final: en lo que alcanza la memoria del borracho, nunca se había imaginado que era posible ver desaparecer del mundo algunas bebidas antes de que lo hiciera el bebedor. Realmente es buena. Me voy a tomar una birra a su salud. Jorge Sutil.

Eduardo dijo...
Jorge, estoy de acuerdo, yo también ¡salud, por Guy Debord!

Anónimo dijo...
Fariña: te agradezco el articulo. Algunos pensamos que las propuestas de la IS son todavía válidas en el siglo XXI. Pero me impacta sobre todo la ecuanimidad con la que está redactado. Bien bien así tenían que hacer otros. José Enrique del Río Molina.

Edgar dijo...
Cordial saludo, 
Actualmente conformamos tres subgrupos de investigación liderados por el Arquitecto EDGAR ARBELÁEZ GONZÁLEZ docente e investigador, coordinador del Grupo de Investigación GESTIÓN INTEGRAL DEL TERRITORIO REGIONAL de la Universidad LA GRAN COLOMBIA Seccional Armenia que cuenta con identificación ante Colciencias y cuyos temas específicos tienen que ver con las siguientes líneas y por consiguiente con todas las sublineas que de estos temas o títulos puedan desprenderse:

ESTUDIOS EN URBANISMO Y ORDENAMIENTO TERRITORIAL
DINÁMICA TERRITORIAL DE LOS ESPACIOS RURALES
ESPACIOS Y TERRITORIO: ANÁLISIS Y ORDENACIÓN
ESTUDIO Y GESTIÓN DEL MEDIO NATURAL
HÁBITAT, TERRITORIO Y PAISAJE
GEOGRAFÍA HISTÓRICA DEL PAISAJE
PATRIMONIO Y DESARROLLO URBANO TERRITORIAL 

Estamos muy interesados en hacer parte de redes de investigación que tenga en común las líneas ya citadas, nuestra intención no es solo la de adquirir información y conocimiento es primordial para nosotros el compartir el nuestro, los resultados de nuestros proyectos y documentos son también de quien los necesite. 

Esperen de nosotros la disposición, trabajo, el mismo compromiso y participación. 

Por su atención y colaboración, gracias.

GRUPO DE INVESTIGACIÓN GITR
GESTIÓN INTEGRAL DEL TERRITORIO REGIONAL
UNIVERSIDAD LA GRAN COLOMBIA ARMENIA, QUINDIO. 
Edargo357@gmail.com

S. DE MOLINA dijo...
Don José Fariña: Enhorabuena. Didáctico y ameno como siempre. Para otro día los posos que aun quedan hoy de la IS. No son pocos y las consecuencias en la arquitectura actual son palpables aunque no reconocidas.
Felicidades y saludos!

Anónimo dijo...
La verdad que no estoy muy "puesta" en materia de urbanismo, pero me encanta seguir este blog, porque cuando acabo de leer cada uno de los post me queda... cómo lo diría... un "poso", una intuición de su contenido. Este blog me provoca sensaciones como la de ahora mismo, cuando pienso: "Cuando salgo algunas tardes a pasear por esta ciudad de provincias donde vivo (y que, afortunadamente tiene cierto conjunto histórico impresionante), lo que en realidad busco no es moverme un poco (por mi actividad sedentaria), ni ver tiendas, ni comprar, ni visitar esa exposición que ha sido mi excusa para salir, ni encontrarme a alguien conocido por la calle; creo que en realidad ando buscando algo que es todo eso a la vez Y ALGO MÁS. Podría ser alguna pequeña experiencia vital en cada esquina, y cada vez es más difícil... Me pregunto ¿el futuro y el desarrollo de una ciudad se encamina a eso? ¿Al aburrimiento? ¿A la "limpieza y la perfección"? ¿No hay espacio para que a la gente aún "le sucedan cosas" por la calle, en un espacio público? ¿No queda ni una pizquita aventura por ninguna parte...?

Gracias. Yo no pertenezco a tu generación sino a la de tus alumnos y me ha encantado tu explicación. Sobretodo porque muchos elementos del situacionismo están muy en boga, especialmente en el mundo digital y artístico contemporáneo. Supongo que los de hoy seguimos buscando lo mismo... Mi pregunta, en caso de estar en tu clase, sería: ¿Qué queda de este movimiento en el urbaanismo y la arquitectura contemporáneos?

Saludos y gracias

Anónimo dijo...
Gracias.
Es un placer leerte.




Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos.
Jorge Luis Borges





Thursday, March 17, 2016

La filosofia de la educación en Cuba (de regreso)


M.Sc. Olga L. Miranda Hernández
Investigadora Agregada
Instituto de Filosofía de Cuba




“…Cuando la crisis contemporánea del mundo genera la disolución y mucha gente deja de creer, la Educación levanta la voz para proclamar la permanencia de unos cuantos valores. Fue así en todas las épocas de desintegración. Nunca se desintegra toda la cultura. Como por un instinto singular, lo necesario resiste y perdura aunque parezca que el turbión lo convierte todo en tinieblas…” [1]
Medardo Vitier



La filosofía de la educación, como disciplina teórica o como rama del conocimiento que enlaza a la filosofía y la pedagogía, ha estado desatendida en Cuba durante las últimas cuatro décadas. Sí bien la filosofía marxista-leninista y sus principios han constituido hasta ahora el fundamento teórico y metodológico de la pedagogía socialista, no es menos cierto que han resultado demasiado abstractos y generales, al no haberse imbricado adecuadamente a la tradición nacional en el terreno del pensamiento filosófico y educacional y tampoco a problemas más particulares y específicos de la ciencia y la práctica pedagógica cubanas.
Sin embargo, en épocas anteriores, específicamente en la primera mitad de este siglo, existió en el país un movimiento del pensamiento que otorgaba gran valor a la filosofía de la educación. La restauración de la filosofía como fundamento teórico y crítico más general de toda la actividad educativa, y como condición de una pedagogía verdaderamente científica, constituía el interés de muchos pedagogos cubanos de la época. La inconformidad con los métodos y prácticas educativas anteriores y el deseo de reformar todo el sistema de enseñanza llevó a los pedagogos de esta época a estudiar minuciosamente, y a la luz de los conocimientos más avanzados de su tiempo, los importantes problemas de la formación del hombre. Esta labor cristalizó en un grupo de obras que contienen las más acabadas elaboraciones teóricas que se realizaron en aquel momento sobre cuestiones generales de la educación y la pedagogía como ciencia.
Entre otras muchas se publicaron las obras “Filosofía y nuevas orientaciones de la educación” (1932), del destacado pedagogo cubano Alfredo M. Aguayo (1866-1948); “Introducción a la filosofía de la educación” y “Filosofía de la educación” (1947), de otro importante pedagogo, Diego González. Estos libros constituyeron los textos fundamentales para los estudiantes de esa asignatura en la Universidad de la Habana y otros centros superiores del país. También por esos años se publicaron una serie de artículos de gran profundidad y agudeza teórica, como son los titulados “Notas sobre la formación humana” (1948) y “Fines de la educación” (1952), del filósofo y ensayista Medardo Vitier (1886-1960).
Los textos antes mencionados se inscriben justamente en esa tradición, como hitos del pensamiento cubano en el campo de la filosofía y la pedagogía, ya que contribuyeron de manera sustancial a la conformación histórica de algunos importantes paradigmas de nuestra cultura. Dichas obras aportaron, en su momento, un alto nivel de elaboración conceptual y metodológica sobre el modelo de hombre a formar, sobre el ideal de la educación y sus fines, sobre el modelo de la escuela y el modelo de maestro. Es decir, representan un capítulo significativo en el desarrollo de un ideal cubano sobre los valores de la educación.
La filosofía de la educación en Cuba debe su nacimiento precisamente a la creación de estos importantes trabajos, pues es con ellos que por primera vez se habla en nuestro país de la necesidad de establecer un ámbito de reflexión específico, como parte de la filosofía, que se ocupe de definir todo un sistema teórico conceptual que organice los datos dispersos que había ido acumulando la pedagogía experimental.
La obra de Aguayo, “padre de la pedagogía científica”, con su sugerente título “Filosofía y nuevas orientaciones de la educación”, inauguró una nueva etapa en el desarrollo de la pedagogía cubana, que se va a caracterizar por una insistente preocupación por los problemas teóricos, por establecer fuertes nexos con la filosofía y por el desarrollo de otras disciplinas afines, como la psicología de la educación y la sociología de la educación.
Ahora bien, el estrecho y particular vínculo que entre filosofía y pedagogía empieza a producirse en las primeras décadas del siglo XX, no es un hecho casual ni el simple reflejo de importantes movimientos filosóficos-pedagógicos foráneos dominantes en la época, sino es el resultado de una tradición que se venia desplegando desde mucho antes. A destacar algunos momentos importantes de sus orígenes, dedicamos este trabajo.
La relación indisoluble entre filosofía y educación constituye prácticamente un rasgo distintivo de la cultura cubana, cuyas raíces se afirman en el siglo XIX. Esta particularidad de nuestro pensamiento ha sido notada por algunos estudiosos. El pensador cubano Antonio Bachiller y Morales en sus “Apuntes para la historia de las Letras y la Instrucción Pública en Cuba”(1855), califica el tratado de filosofía ecléctica del Doctor Caballero como “el primer paso de la filosofía docente en Cuba”
Medardo Vitier, cuando enjuicia a una de las figuras más importantes del siglo XIX cubano en el terreno filosófico, José de la Luz y Caballero, afirma: “La vocación filosófica de Luz y Caballero cede únicamente a la pedagógica. Y a eso hay que atribuir la forma desordenada, ocasional, en que fijó doctrinas (…), dedicó lo mejor de su existencia al colegio que fundó en 1848. Nunca se puso a escribir un texto filosófico de contenido y plan armónico”. [2]
No sólo en José de la Luz y Caballero se da esta enriquecedora dualidad, como también se ha señalado “es característico que los pensadores criollos de avanzada como Caballero, Varela, de la Luz, Mestre, y más tarde Varona y Martí fueron también pedagogos”, que se “pronunciaron siempre por el desarrollo de la educación popular”, “enterraron el método escolástico de enseñanza basado en la memorización mecánica de los textos, introdujeron en la práctica pedagógica el método explicativo, así como utilizaron el pensamiento creador de los propios estudiantes y cultivaron el estudio de las ciencias naturales.” [3]
Otro ejemplo muy ilustrativo de esta peculiar interrelación entre filosofía y educación nos lo ofrece uno de los hechos ideológicos más importantes del siglo XIX: la polémica filosófica entre José de la Luz y Caballero y los González del Valle y otros intelectuales de la época. Dicha disputa surgió precisamente a partir de discrepancias en torno a cuál debía ser el mejor método para la enseñanza y que ciencias debían ser el mejor método para la enseñanza y qué ciencias debían inaugurar el programa de estudios.
En sentido general, en todo el transcurso del siglo XIX y desde fines del XVIII concurren una serie de condiciones históricas que tienden a convertir a la filosofía y la pedagogía en saberes afines. En un primer momento no existía deslinde entre ellas. Hacia 1728, año en que se funda la Universidad de La Habana, “las ciencias estaban englobadas en la filosofía y aún en la teología. Fuera de la medicina y la matemática no figuraban materias científicas en el programa universitario”. [4]
Por otra parte, el dominio absoluto que tenía la Iglesia Católica sobre el sistema de enseñanza, con el dogma escolástico como única filosofía, provoca la necesaria coincidencia entre reformas educativas, las que comienzan a producirse desde fines del siglo XVIII e inicios del XIX, “época en que la nacionalidad empieza a plasmarse y a cobrar perfiles coincidiendo con las primeras direcciones fuertes de la mentalidad cubana”. [5]
Factores decisivos en este proceso fueron la creación del colegio de San Carlos y San Ambrosio (1773), la Sociedad Patriótica Amigos del País (1793) y la publicación del Papel Periódico de La Habana (1790). Estas instituciones, nacidas bajo el influjo del espíritu renovador y liberal de la Ilustración, tenían entre sus fines procurar el progreso de la ciencia, la filosofía, la educación, la economía y la cultura, y se convirtieron en su decursar en abanderadas de importantes reformas ideológicas que perfilaron el panorama espiritual del siglo XIX. El siglo XIX cubano es de una hechura espiritual compleja. Como ha señalado Medardo Vitier, “es de una densidad y de una articulación nada comunes, así en lo político como en filosofía, así en educación como crítica literaria. Hay en el vasto ideario de nuestro siglo pasado, una honda vinculación con los temas fundamentales que maduró la cultura europea, de Platón a Hegel y a Spencer, en un meditar y aplicar de 24 siglos. Apenas hay dirección del pensamiento que no encuentre representación en Cuba”. [6]
Dentro de toda esta variedad de influencias y articulaciones, podemos apreciar que lo más avanzado y representativo del pensamiento nacional de este siglo eligió, sobre todo, aquellas concepciones que más se ajustaban a las necesidades del desarrollo del país en aquel momento, que en lo económico, ideológico, cultural y político se orientaban hacia la independencia de Cuba, la eliminación de todas las trabas del colonialismo y la defensa de la conciencia nacional, la cubanía y el patriotismo. El pensamiento filosófico criollo más representativo del naciente sentimiento nacional revolucionario se sumó a la tendencia científico-natural y materialista de la época, que afirmaba el poder del conocimiento sensorial, la observación y el experimento como métodos de estudio de los fenómenos y prefería la razón antes de la fe, Descartes, Bacon, Locke y Condillac fueron los principales inspiradores de los ilustrados cubanos.
El movimiento de los ideólogos franceses, iniciado por Detustt de Tracy, que estudiaba el origen social y objetivo de las ideas y su naturaleza revolucionaria como conciencia del sujeto de la realidad social en que vive, tiene también fuerte repercusión en el pensamiento cubano. La “vocación científica”, materialista y revolucionaria del pensamiento filosófico cubano en esta primera mitad del siglo XIX se refuerza y retroalimenta con la asimilación de concepciones pedagógicas europeas de corte naturalista y renovador que se acentúan en Rousseau y se concretan ya con Pestalozzi y sus discípulos Herbart y Froebel, en una teoría educativa de contenido propio, con base en una ética y una psicología sensualistas. La teoría de Herbart se considera el primer sistema educativo y partió de un estudio profundo del proceso psicológico del conocimiento.
Estas concepciones, aunque a veces con un tono romántico, reafirmaban la fe en el poder de la educación y priorizaban la necesidad del estudio del niño, su psiquis y los primeros niveles de enseñanza. La psicología y la pedagogía iniciaban así el proceso de separación como ciencias independientes. Se abría la polémica sobre el papel del interés y del esfuerzo en la educación. Se le concedía valor educativo al trabajo, al ejercicio físico y al juego, y se trataba de unir escuela, naturaleza y vida.
En los intelectuales cubanos estas ideas tuvieron especial impacto. Desde de comienzos del siglo XIX , uno de los maestros de Félix Varela, Juan Bernando O’ Gavan, trasmitía en sus enseñanzas la pedagogía avanzada de Pestalozzi. Pero quien realizó la aplicación más amplia, profunda y creadora de estas nuevas concepciones, quien más captó el nuevo espíritu científico de la pedagogía de la época, fue José de la Luz y Caballero (1800-1862). Prueba de ello es que en época tan temprana como el año 1832, afirmaba que la pedagogía era “un ramo tan experimental del conocimiento como la física o la química” [7], y algún tiempo después, al redactar el programa de creación del instituto cubano, se refirió a la pedagogía como “ciencia de la educación”, anticipándose no sólo a su tiempo y a su medio, sino incluso a la evolución que un marco universal seguía la “ciencia de la educación” en su proceso de desarrollo independiente.
Como se ha demostrado, Luz rebasa las concepciones estrechas de J.P. Herbart (1776-1841), al considerar la educación como un proceso mucho más amplio que la mera instrucción. Para Luz la educación influye no sólo en la impartición de conocimientos, sino también en la formación de capacidades, el desarrollo de intereses cognoscitivos y la preparación para la futura actividad laboral, a la que contribuyen la familia y la vida cultural de la sociedad. Las ideas de Luz sobre la educación no eran simples teorías, constituyeron los pilares de las reformas de la enseñanza que propuso y realizó en el colegio que dirigió. Los objetivos de esta reforma eran: adecuar el contenido de la enseñanza a las necesidades del país, proporcionar a la enseñanza un carácter práctico, elevar la calidad de los maestros.
Para lograr estos objetivos, Luz empezó por oponerse al método Bell-Lancaster que imperaba en las escuelas cubanas. Consideraba que ese método no atendía a la educación del carácter y el niño no recibía la influencia del maestro. Luz propone sustituirlo por el método explicativo, la observación y el experimento. Su método era de corte baconiano: se parte de los hechos a las consecuencias, a través de la inducción. La ciencias naturales debían presidir la enseñanza y no la lógica y metafísica como era propio de la escolástica.
Lo fundamental para Luz no sólo era el plan de estudios, sino la forma en que éste se vinculaba con los métodos de enseñanza. El desarrollo de la actividad investigativa desde la más temprana edad, el rechazo al uso exagerado de la memoria y la aplicación del pensamiento independiente era principios básicos en su reforma.
Todas estas concepciones pedagógicas profundamente renovadoras y modernas para la época, tenían su apoyo en una filosofía de filiación empírico - racionalista que se había ido formado en Luz a partir de la influencia principal de Bacon y Descartes. Con ello se reafirma su condición de “filósofo educador”. Pero no sólo tuvo luz una formación filosófica general que lo condujo a su vez a una concepción de la pedagogía y de la práctica educativa, fue además defensor de una educación orientada por fines y valores y por un método, que sólo podría ofrecerlos una teoría filosófica; e incluso llegó a plantear la necesidad de que al maestro se le dotara de una “Filosofía de la enseñanza”.
El carácter filosófico de la enseñanza serían para la Luz la garantía de la formación en el maestro de un sentido ético de su profesión y también de una concepción del mundo, y lo más importante para él un método general educativo. A estos aspectos el los llamaría fines de la educación. La formación filosófica del maestro le aportaría a este, según afirma Luz, el don del pensamiento crítico y reflexión; principios básicos para ejercer su profesión de manera creadora, innovadora y consciente.
En 1833 cuando Luz se refiere a las funciones de la Sección Educación de la escuela náutica expresa: “…Háganse respetables, y serán respetados los maestros. Para alcanzar estos fines primordiales se hace indispensable dar a los alumnos de maestro nociones exactas de la filisófia de la enseñanza, del modo de dirigir la mente de los niños, del de transmitir los conocimientos, de arreglo material de todo lo relativo a la escuela, de los avíos y utensilios (…) y hasta de los ardides a que es necesario recurrir para fijar la atención y aprovechar el tiempo; en una palabra, es forzoso amaestrarlos en cuanto pertenece a la teoría y práctica de la educación moral, a la dirección del entendimiento y la enseñanza del método; o como se dice técnicamente en Alemania, adoctrinarlos en la Pedagogía, la Didáctica y el Método”. [8]. En otra parte de este texto afirma: “En suma queremos maestros hábiles y teóricos profundos, antes que eruditos indigestos y prácticos superficiales. No sabe más el que repite más de lo ajeno, sino el que dice o hace más de lo suyo”. [9]
La tendencia científico - naturalista y de rechazo a la escolástica que domina la primera mitad del siglo XIX cubano se reafirma aún en la segunda mitad con el auge del positivismo, que trajo aparejado importantes progresos sociales de orden práctico y un renovado interés por el estudio de las ciencias y las bases científicas del conocimiento.
La aguda polémica que se produjo en Cuba alrededor de la obra de Charles Darwin “ El origen de las especies”(1859) es un buen ejemplo del fuerte espíritu científico de la segunda mitad del siglo. El Liceo Artístico y Literario de Guanabacoa, el Ateneo de La Habana, la Revista de Cuba, y sobre todo la Sociedad Antropológica (que existió de 1877 a 1891) fueron las principales tribunas del darvinismo, desde donde se debatieran diferentes asuntos vitales de la sociedad cubana de entonces, entre ellos los raciales, políticos, educativos y religiosos. El descubrimiento del origen natural del hombre, aunque sirvió de argumento a intereses clasistas diferentes, puso en crisis las tendencias creacionistas, clericales o teológicas y al neotomismo que se había oficializado en Cuba en 1879. En la defensa de las posiciones materialistas que se derivaban de este descubrimiento, se destacaron las figuras de Enrique J. Varona, Luis Montané, Antonio Mestre y Ernesto Borrego.
El darwinismo inauguró toda una época de biologismo en el terreno científico, que dejaría profundas huellas en la psicología, la sociología y la pedagogía posteriores. Una de las consecuencias valederas del positivismo fue la elevación definitiva de la pedagogía al rango de ciencia, de conocimiento experimental comprobable y medible objetivamente.
La filosofía y las ciencias del espíritu, la tradición humanista en general, no corrieron la misma suerte; ante la avalancha del dato, el experimento y la técnica, fueron marginadas. La física, la química y la biología llevaban la voz cantante y trataban de imponer sus métodos y leyes a todas las áreas del conocimiento.
La obra de Enrique José Varona representó la mejor y más acabada expresión del positivismo pedagógico cubano. Sin embargo, ni en los momentos de más auge del positivismo y el cienticifismo en general, el pensamiento cubano abandonó la tradición humanista. Las necesidades de una práctica liberadora e independentista y la vena eticista hispánica que nos aportara la cultura de la metrópoli, condicionaron que la dirección científica confluyera con la humanista, hasta alcanzar un alto grado de integración en los pensadores más avanzados y lúcidos.
En la obra del más alto exponente del pensamiento cubano del siglo XIX, José Martí (1853-1895), síntesis acabada y particular de lo mejor de la cultura universal y nacional de su tiempo, se encuentran, aunque en juicios dispersos, las soluciones más maduras y transcendentes a una de las contradicciones ideológicas fundamentales de fines de ese siglo e inicios del XX: cienticifismo vs humanismo.
No hay dudas de que Martí estuvo al tanto de las transformaciones que en el plano teórico y práctico se producían en la educación y la escuela, y más aún, supo ver con ojo crítico lo positivo y lo negativo que traían los nuevos aires cienticifistas, positivistas y pragmáticos de fines de su siglo. En un artículo publicado en el periódico La América, de Nueva York, en 1873, y que se titula “ Educación Científica”, el ilustre cubano escribe: “De todas partes se eleva un clamor, no bien definido acaso, ni reducido a proposiciones concretas, pero ya alto, importante y unánime; de todas partes se pide urgentemente la educación científica (…) los hombres se han agrupado en dos campos, por un lado los acomodados y tranquilos, seguros de goces nobles y plácidos, que les dan derecho a amar fervientemente el griego y el latín (…); en el otro los que quieren libertar a los suyos de los azares de venir a trabajar en los talleres del siglo XIX con los útiles rudimentarios e imperfectos del siglo XVI.” [10]
Es evidente que José Martí capta la euforia cienticifista del momento y se afilia entre los que defienden la enseñanza científica , natural, no libresca, práctica, creativa, pública y organizada sobre la base de las nuevas técnicas y oficios de la industria naciente. Esta era en su criterio la educación que más necesitaban los pueblos de América: “ Al nuevo Mundo corresponde la Universidad Nueva”, [11] afirmaba. El apóstol cubano también aclara, aunque con menos énfasis en este texto, que esta nueva educación debe darse “ sin merma de los elementos espirituales”. En efecto, para Martí esa nueva educación no tenia porqué negar la formación humanista, pero entendiendo por lo humano algo bien diferente al humanismo clásico tradicional sobrecargado de teología, metafísica y literatura.
Para José Martí, la nueva concepción del papel de la ciencia dentro de la sociedad y de la enseñanza en particular, encierra un nuevo humanismo. “Las escuelas de artes y oficios –señala ayudan a resolver el problema humano, que se establece ahora con datos nuevos, desde que van faltando aquellos árboles antiguos, monarquía e Iglesia, bajo cuyas ramas tenían cómoda vida tantos hombres”. [12] “La felicidad general de un pueblo descansa en la independencia individual de sus habitantes, y esta independencia la obtienen los hombres cuando estudian conocimientos prácticos, útiles, que pueden asegurar a los que los poseen por ser constante el consumo de lo que producen una existencia holgada.” [13] El conocimiento de un oficio, de un arte, según Martí, garantizaba al hombre independencia personal y dignidad pública, “ventajas físicas, mentales y morales, vienen del trabajo manual, el ocio corrompe y envilece, depaupera, con el trabajo el hombre crece.” [14]
Como vemos, dentro del entusiasmo martiano por las ciencias, por la educación pragmática y positivista, bulle una preocupación esencial: la educación debe ayudar a que se realice lo mejor del hombre, sus cualidades morales. Pero va mucho más allá Martí cuando escribe, en ese ensayo subyugante por lo apasionado, vibrante y profundo de su estilo que es el “Prólogo al poema del Niágara”: “Ni la originalidad literaria cabe, ni la libertad política subsiste mientras no se asegure la libertad espiritual. El primer trabajo del hombre es reconquistarse. Urge devolver los hombres a sí mismos; urge sacarlos del mal gobierno de la convención que sofoca o envenena sus sentimientos, acelera el despertar de sus sentidos, y recarga su inteli-gencia con un caudal pernicioso, ajeno, frío y falso. Sólo lo directo es poderoso.” [15]
Estas ideas de Martí, de marcado aliento naturalista rousseauniano, nos demuestran una vez más que la avalancha positivista no logró desplazar completamente los ideales humanistas. Pero este humanismo arraigó en nuestro suelo con la añadidura de componentes muy singulares; no se instituyó como un humanismo espiritualista puro, abstracto, ni individualista y aislado de la sociedad. Se manifestó ante todo como un patriotismo práctico que respondía a las ansias libertarias de los cubanos, a las necesidades de una conciencia nacional en ascenso y radicalizada, sobre todo después del fin de la Guerra de los Diez Años, y en los momentos en que se preparaba la última y definitiva guerra por la independencia de Cuba de la metrópoli española.
Una de las expresiones más elocuentes del genio martiano para captar las esencias más hondas de su tiempo latinoamericano, aparece en su texto “Respeto a Nuestra América”, cuando afirma: “…nuestra América de hoy, heroica y trabajadora a la vez, franca y vigilante, va con Bolívar de un brazo y Herbet Spencer de otro”. [16] Con estos dos símbolos nos da Martí las claves de la época: libertad y ciencia. Estas son, señala con optimismo, “las llaves maestras que han abierto las puertas por donde entran los hombres a torrentes, enamorados del mundo venidero”. [17]
El vínculo imprescindible entre ciencia y libertad para José Martí era la educación. Pero una educación nueva, que no sea “mera instrucción” o “morosa enseñanza de modo de leer y escribir”, [18] sino “una educación que ponga rieles a esta máquina encendida y humeante que ya viene rugiendo por la selva, como que trae en sus entrañas los dolores reales e innecesarios de millones de hombres”. [19]
Abarcador y amplio, múltiple y totalizador, es el concepto de educación de Martí. A su mirada no escapa ningún ángulo del problema, ni el económico, ni el científico, ni el social ni el humano; pero sobre todo, en su ideario destaca el valor político de la educación; es a través de ella que se capacitarán los pueblos latinoamericanos para ejercer un gobierno inteligente sobre sus destinos, alcanzar la prosperidad y alejarse de la violencia y el caudillismo.
No podía el pensamiento cubano de siglo XIX haber arribado a un paradigma de educación más completo y progresista. El siglo XX contaba entonces con una herencia ideológica genuina, de fuerte proyección revolucionaria, independentista, científica y humanista, para crear un nuevo hombre y transformar la sociedad cubana.
Notas
[1]. Vitier, Medardo : Valoraciones, Universidad Central de Las Villas. Departamento de relaciones culturales, 1960, Tomo I, pag. 187.
[2]. Vitier, Medardo : Las Ideas y la Filosofía en Cuba, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1970, pag. 210
[3]. Ternovoi, O.C. : La Filosofía en Cuba (1970-1878), Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1981, pag. 32.
[4]. Vitier, Medardo : Las Ideas y la Filosofía en Cuba, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1970, pag. 27.
[5]. Vitier, Medardo : Ibídem, Pag.12.
[6]. Vitier, Medardo : Ibídem, Pag.37.
[7]. Cartaya, Perla : José de la Luz y Caballero y la Pedagogía de su Época, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1989. pag. 41-43
[8]. de la Luz, José : Informe sobre la Escuela Náutica, Escritos Educativos, Editorial Pueblo y Educación, 1991, Pag. 194
[9]. de la Luz, José : Ibídem, Pag. 196
[10]. Martí, José : Educación Científica, La América, Nueva York, 1883, Obras Completas, Tomo 8, Editorial de Consejo Nacional de Cultura, La Habana, 1965, pag. 277-279
[11]. Martí, José : Ibídem
[12]. Martí, José : Ibídem.
[13]. Martí, José : Ibídem.
[14]. Martí, José : Ibídem
[15]. Martí, José : Ibídem.
[16]. Martí, José : Prólogo al poema del Niágara, 1882, Obras Completas, Tomo 7 Editorial de Consejo Nacional de Cultura, La Habana, 1965, pag. 24.
[17]. Martí, José : Respecto a nuestra América, 1884, Obras Completas, Tomo 6 Editorial del consejo Nacional de cultura, La Habana, 1965, pag. 24.
[18]. Martí, José : Ibídem.
[19]. Martí, José : Prólogo a Cuentos de Hoy de Mañana de Rafael de Castro Palomino, 1883, Obras Completas, Tomo 5, Editorial del CNC, La Habana, 1965, pag. 102.








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