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Thursday, July 29, 2010

La invención del spanglish

F. A. MARCOS-MARÍN: Pluralidad del español
en los Estados Unidos de América.
publicado por el Anuario del Instituto Cervantes y seleccionados algunos fragmentos para este blog por Olga L. miranda


La elección de la grafía inglesa en vez de la más hispanizada «espanglish» es deliberada. Quiere resaltar desde el principio que el spanglish es un problema del inglés y no del español, aunque éste se halle en sus cimientos. El autor hizo ya esta observación en 2001, en el marco del Instituto Cervantes, y ha sido seguida y apoyada por los principales organismos normativos del español y, de manera especialmente honrosa para el proponente, por el profesor Humberto López Morales.

El español de los Estados Unidos tiene problemas reales y problemas ficticios. Sería presuntuoso pretender en este espacio algo más que una rápida enumeración de alguno de ellos, que tampoco puede obviarse. Está por determinar cuál será la capital cultural de América Latina. Miami, con todos sus esfuerzos, sigue disputando esa plaza a la brasileña San Pablo, lo que obliga a percibir sin duda que las dos grandes fronteras geolingüísticas del español, en América, la del inglés y la del portugués, están más entrelazadas de lo que se aprecia a primera vista. Por ello tampoco es extraño que se planteen dos cuestiones similares, el spanglish y el portuñol, a los que corresponde el concepto de hablas de frontera. Siempre que dos lenguas están en contacto se producen fenómenos de lo que, científicamente, se conoce como lenguas francas, un término que ha pasado a significar también, mal empleado, lenguas comunes, generales o internacionales. Una lingua franca, propiamente dicha, no es más que una mezcla simplificada de lenguas que sirve para la intercomprensión, generalmente en dominios limitados, vinculados a intercambios primarios. Precisamente de business deriva el término inglés pidgin. Spanglish y portuñol son lenguas francas, que sirven para que hablantes que no manejan bien el inglés o el portugués usen una fórmula simplificada, con un fuerte componente español, en los Estados Unidos o en el Brasil (limitándose a América, porque también hay un portuñol en Portugal). Son hablas de ida, no de vuelta, y tampoco son situaciones totalmente simétricas.

Quien habla spanglish lo que quiere es hablar inglés, se ha decidido ya por una evolución hacia el inglés y trata de abandonar el español para expresarse en una nueva lengua que todavía no domina. No intenta conservar las estructuras lingüísticas del español, sino ir sustituyéndolas por las inglesas, empezando por la más simple, el inventario léxico. Confundir los préstamos del inglés o las interferencias con el spanglish es un error. Lo que caracteriza a esta lingua franca es su inequívoca condición de transición hacia el inglés. También parece baldío el esfuerzo dedicado a recuperar para el español a quien ya se sitúa en el terreno de la transición que supone el spanglish. Éste y sus hablantes no son problemas del español, sino del inglés de los Estados Unidos, su incidencia será sobre éste. Si la lengua futura de los Estados Unidos fuera el spanglish, la lengua sustituida no sería el español, sino el inglés. (Dígase rápidamente que este hipotético caso parece muy poco probable y menos deseable; pero en lingüística histórica lo más extraño es posible.)

Spanglish es, en general, para la mayoría de la población, más un modo de vida que un comportamiento lingüístico, aunque, en el mundo del español, haya predominado este aspecto. Cualquiera que haya disfrutado con la película de ese título de James L. Brooks (2004) sabe que lo definido (también en lo que concierne a la lucha lingüística de la protagonista) no es la lengua, sino un modelo cultural, espléndidamente expresado en la escena de Adam Sandler (John), Paz Vega (Flor) y Shelbie Bruce (Cristina) como intérprete de las palabras de ambos, que acaba con el comentario «culpa, guilt, yes, we know, we are Catholics» (http://www.sonypictures.com/movies/spanglish/).

Los justificadores de que hay una entidad llamada spanglish acuden al recurso de incluir en él un conjunto de entidades perfectamente bien delimitadas de otra manera:

1.La conmutación de código (code switching), el paso de una lengua a otra en medio de una frase: You’ve got a nasty mancha on your camiseta, «tienes una mancha fea en la camiseta». Muchos de los ejemplos aducidos son composiciones forzadas, a menudo con intención humorística o paródica, que acaban tomándose como ejemplos reales: se me craqueó la pipa en la yarda (the pipe in my yard cracked, «se me rompió el caño en el patio»). Contra lo que se piensa, hay construcciones que impiden la conmutación de código, mientras que otras son más receptivas. Así (Dussias, 2003, con ejemplos de varios autores), puede decirse que no hay ejemplos auténticos creíbles del tipo haber + participio -ed: *Los estudiantes han elected a new representative. Mientras que sí se encuentran del tipo estar + gerundio -ing: ¿Dónde estás teaching?
2.El calco sintáctico, palabras españolas y construcción de la cadena, de la frase, como en inglés: sé cómo bailar (I know how to dance), en lugar de sé bailar. Muchos de estos calcos se dan en todos los lugares en los que el español y el inglés están en contacto y no son privativos de Norteamérica. El cambio de verbos preposicionales a transitivos directos, como ocurre con jugar, sería otro ejemplo: jugar tenis, play tennis. El cambio de orden no marcado de la frase sustantivo-adjetivo, con la anteposición de éste, proporciona otro caso, con muchos ejemplos.
3.Gramaticalización, por desarrollo de nuevos elementos morfológicos, como la posposición (partícula pospuesta al modificado) p’atrás: llámame p’atrás (call me back, usado para pedir que se devuelva la llamada telefónica). El uso de p’atrás como posposición, en lugar de back, origina expresiones confusas como ¿quiere la puerta p’atrás?, que no significa «¿quiere usted la puerta detrás de la casa?», sino «¿quiere usted que le vuelva a poner la puerta en su lugar?». Da a la frase el sentido de «reponer», «volver a colocar».
4.Los fenómenos de carácter léxico innovador, préstamos, desarrollos, etimologías populares, cambios y calcos semánticos.

No hay un spanglish, sino múltiples manifestaciones de interferencias dialectales del español con el inglés. Ni existe un spanglish general, ni tampoco dialectos: no puede hablarse de un spanglish puertorriqueño o uno cubano o uno mexicano, son individuales, sujetos a modas u oscilaciones. Un individuo, en un momento determinado, a falta de una palabra, o por juego, con frecuencia, introduce una palabra de la otra lengua. Así tomó el inglés del suroeste muchos términos del español, como rodeo, patio, fiesta.



La amenaza hispánica

«El flujo persistente de inmigrantes hispanos amenaza con dividir los Estados Unidos en dos pueblos, dos culturas y dos lenguas. Frente a otros grupos de inmigrantes del pasado, los mejicanos y otros latinos no se han asimilado a la cultura norteamericana dominante, y han creado, en cambio, sus propios enclaves políticos y lingüísticos —desde Los Ángeles a Miami— rechazando los valores anglo-protestantes sobre los que se construye el sueño americano.»

Es el comienzo del artículo de Samuel P. Huntington, «El reto hispano». Ni que decir tiene que provocó duras reacciones en Estados Unidos, dentro y fuera de la comunidad hispana, y en España. Sin embargo, podría perfectamente dársele esta otra lectura: «El flujo persistente de inmigrantes magrebíes amenaza con dividir España en dos pueblos, dos culturas y dos lenguas. Frente a otros grupos de inmigrantes, los marroquíes y otros árabes no se han asimilado a la cultura española dominante». Es cierto que todavía no hay enclaves políticos y lingüísticos magrebíes en España (sí los hay alemanes o británicos en la costa mediterránea, con alcaldes de esas nacionalidades, pero no se ven como una amenaza). Es cierto también que, en medio, se ha producido la barbarie del 11-M, con sus secuelas; pero ningún análisis serio permite concluir que la población musulmana de España esté a favor del terrorismo. Puede que no haya habido tampoco un cambio en la actitud de los españoles, lo que hay, para cualquier observador, es un cambio en la expresión de sentimientos que ya estaban allí y que ahora encuentran algún tipo de justificación, sin entrar de momento en su falsedad.

Quizás parezca que no hay tantas diferencias entre un hispano y un anglo en los EUA como las que existen entre un magrebí y un español; pero sí las hay para Huntington y para quienes piensan, como él, que «América [o sea, los EUA] fue creada por colonizadores de los siglos XVII y XVIII que eran predominantemente blancos, británicos y protestantes. Sus valores, instituciones y cultura constituyeron los cimientos y dieron forma al desarrollo de los Estados Unidos en los siglos siguientes. Definieron América [o sea, los EUA] en términos de raza, etnicidad, cultura y religión. Luego, en el siglo XVIII, tuvieron también que definir América [o sea, los EUA] ideológicamente para justificar la independencia de su madre patria, que era también blanca, británica y protestante». No hay que excluir que mucha de la indignación que provoca el artículo es porque a los lectores hispanos no les gusta que se ponga en duda su pertenencia a la raza blanca. Es innecesario entrar en la discusión de que doscientos años antes ya había una América «europea», porque sólo se conseguiría cambiar de coordenadas, el problema seguiría siendo el mismo: un grupo por un lado y otro grupo por otro, los dos se ven en peligro y el peligro es el mismo, la absorción por el otro y la pérdida de su identidad. Es curioso, porque bastaría con ir mil años atrás y se vería claramente que ninguna de las identidades en pugna existían o, lo que es lo mismo, que esas dos identidades modernas son el resultado de procesos de integración y asimilación (la conjunción copulativa tiene importancia) producidos a lo largo de los últimos diez o menos siglos.

Lo que se quiere decir es, sencillamente, que las lenguas y las otras instituciones humanas mudan. Es una verdad tan evidente como poco tenida en cuenta, porque ataca a la conciencia de grupo, que racismo y nacionalismo expresan en su grado máximo. Es tan dudoso que George Washington se sintiera identificado con George Bush, si bien ambos comparten posición y destino, como que Andrés Bello se sintiera identificado, con perdón, con Fidel Castro. No digamos si hubiera que identificar a Rodrigo Díaz de Vivar con Pancho Ramírez o Emiliano Zapata, en términos profundos. La lengua del Beowulf es ininteligible para cualquier anglohablante que no la haya estudiado y ningún hispano aceptaría hoy la Inquisición o los autos de fe. La idea de Cruzada, por ejemplo, que hace ochocientos años podía unir a los dos pueblos, no despierta ningún eco en ninguno de ellos hoy.

Por otra parte, las sociedades cambian porque quienes las componen piensan y actúan de otra manera, según sus necesidades. En los Estados Unidos de principios del siglo XX hacía falta mano de obra para las comunicaciones, sobre todo los ferrocarriles, y para la agricultura. Se envió personal a México para reclutar a esos trabajadores. Cuando, en los años cuarenta, el desarrollo de la agricultura estacional requirió la presencia de braceros mexicanos se puso en pie el proyecto llamado precisamente Bracero, que se ocupaba de una inmigración mexicana organizada. La actitud hacia estos trabajadores era muy diversa de la actual. Entre Ciudad Juárez y El Paso se tiende el puente de Santa Fe, símbolo hoy de separación, pero entonces, en cambio, punto de ingreso en los EUA de obreros mexicanos a los que esperaban atractivas ofertas de trabajo. Los norteamericanos, por supuesto, no trataban de pagar ninguna supuesta deuda histórica de la anexión de buena parte del territorio de la Nueva España, un siglo antes, tenían trabajo y necesitaban mano de obra. Los mexicanos necesitaban trabajo y dinero, no iban de reconquista. Las gentes se habían reajustado naturalmente, sin necesidad de que nadie les reinventara una historia que nunca ocurrió y que, por tanto, no podía tener errores, fuera de la inanidad, por supuesto.

Esos supuestos argumentos históricos requieren muchas veces su poquito de sal. Los norteamericanos se incorporaron más de la mitad de los territorios que seguían siendo mexicanos de la Nueva España el 2 de febrero de 1848 por el tratado firmado en la localidad de Guadalupe Hidalgo, hoy parte de la delegación Gustavo A. Madero, en la ciudad de México, ratificado por el Senado norteamericano el 10 de marzo de 1848 y por el Congreso de México el 25 de mayo. Incluso tras ese acuerdo, la frontera seguía mal definida al sur de Arizona y Nuevo México. En la ribera occidental, mexicana, del Río Grande quedaba La Mesilla, en la oriental, por tanto en territorio norteamericano, Las Cruces y Doña Ana. Cuando llegaron los colonos americanos, los mexicanos cruzaron el río y se fueron a México. Así se creó la población de Chamberino, como un refugio para los nuevo-mexicanos. El gobierno de México aprobó en 1853 una concesión de tierra para el establecimiento de la colonia civil de La Mesilla, pero el presidente norteamericano Franklin Pierce, en busca de la mejor ruta sur para el ferrocarril, optó por comprar la colonia, unas treinta mil millas cuadradas incorporadas finalmente el 16 de noviembre de 1854 tras su compra por diez millones de dólares, realizada por el embajador James Gadsden en 1853, operación que, por cierto, estuvo a punto de no ser aprobada por el Senado de los Estados Unidos en la votación de 1854. La mayoría de estas tierras habían pertenecido al México independiente sólo veintiocho años y muchos de ellos de manera sólo oficial. Poco tiempo más habían sido mexicanos los territorios de La Mesilla. Habían sido parte de los reinos de España (recuérdese que no fueron colonias) durante los trescientos años anteriores a la independencia y muchos de los descendientes de esos habitantes de entonces se consideran descendientes de españoles, con lo que, a su vez, reconstruyen y mitifican, desviviéndose, su propia historia, porque, evidentemente, la independencia de México es una realidad histórica, que ningún voluntarismo puede suprimir. No hay ninguna España a la que puedan adscribirse los neomexicanos que se ven como españoles y que sólo lo son diacrónicamente, porque su sincronía es sencillamente estadounidense.

De paso, y por lo que importa para la construcción de los Estados Unidos y sus necesidades demográficas, conviene recordar que desde entonces el río llamado Grande o Bravo en una u otra orilla, marca la frontera tejana y que México perdió más de la mitad del antiguo territorio de la Nueva España, unos dos millones trescientos mil kilómetros cuadrados, el equivalente de la superficie conjunta de Portugal, España, Francia, el Reino Unido, Alemania, Bélgica, Holanda, Dinamarca, Hungría, Suiza, Croacia e Italia. Se reparten hoy entre los estados de California, Nevada, Utah, Arizona, Nuevo México, Tejas, y parte de Colorado y Wyoming. Ni que decir tiene que esperar su reconquista mexicana es, para la mayoría de los habitantes de esos estados, como mínimo, un sueño, en el peor de los casos una pesadilla.

El cambio en el origen de la población inmigrante, según Huntington, ha tenido consecuencias determinantes sobre la población escolar y sus resultados. Se pone en inmediata correspondencia la tabla demográfica con la de la persistencia en la escuela de la población de estudiantes, hasta su graduación o estudios posteriores, con un resultado ciertamente pobre, como se aprecia; pero que no todos los analistas vinculan a la misma relación causa-efecto que el profesor de Harvard. El origen de los inmigrantes en los EUA es actualmente menos homogéneo, los mexicanos son uno de los factores de heterogeneidad, pero no sólo ellos, todo el esquema es muy diverso, porque los países de origen de inmigrantes de la primera parte del gráfico 3 han desaparecido de la segunda. Si aparecieran todos los países en las dos tablas, se percibiría mejor esa variación. Con ello no se niega que el incremento de la población mexicana inmigrante es claramente muy superior al de otros orígenes, se insiste en que el cambio afecta a todos los grupos humanos.

Nótese que la discusión se centra en los hispanos, a pesar de las diferencias culturales mucho mayores con indios, filipinos y chinos. Por cierto, éstas no impiden los magníficos resultados en la escuela de indios y chinos. Búsquense, en consecuencia, los resultados escolares, en la tabla 6.

En 2000 el 86,6% de los nacidos en América se graduó en la High School. De los no nativos, los africanos alcanzaron el 94,9%, los asiáticos el 83,8%, los latinoamericanos en general el 49,6% y los mexicanos el 33,8%. Parece que los latinos, en conjunto, tienen menor interés o menores posibilidades de terminar su educación pre universitaria. Aunque Huntington no lo hace, posiblemente ni se le ocurre, hay que relacionar este resultado con una muy posible valoración menor de la escuela como medio para conseguir el éxito y no sólo como una consecuencia del más reducido mundo en el que se mueven los hispanos en los EUA. Es posible que haya una valoración del dinero por el trabajo inmediato y también una mayor tensión por las remesas de dólares que salen hacia México, para mantener a las familias allá. En lo que concierne a la educación universitaria, la brecha es mucho mayor, particularmente, además, en estados como Tejas, en los que el porcentaje de hispanos es muy grande y su relativa ausencia de la universidad más llamativa. Con todo, hay detalles que no se dicen y deben tomarse en serio también: Mario Molina, de origen mexicano, profesor en el MIT, ganó el Premio Nobel de Química en 1995. Es uno de los dos hispanohablantes nativos que lo ha conseguido. El otro, el argentino Luis Federico Leloir, que lo logró en 1970, aunque también trabajó una temporada en los Estados Unidos, había regresado mucho antes a su país natal.

Directamente relacionado con la escuela está el problema lingüístico, que muestra un aspecto fundamental, el de la actitud, tanto de la población que llega como de la que recibe. Huntington se queja de que los Estados Unidos sean cada vez más bilingües y de que esa actitud de mantenimiento de la lengua por los hispanos contraste con la asimilación lingüística de otros grupos. Para empezar, esa asimilación es relativa: las comunidades chinas mantienen muchos de sus aspectos lingüístico-culturales cerrados y exclusivos; pero ése no es el punto. Lo fundamental es que la mayoría del mundo es plurilingüe, del mismo modo que no es blanca-caucásica. La contigüidad con México y la permeabilidad de los contactos (como la proximidad a Cuba) es lo que hace que los hispanohablantes mantengan una permanente sensación de lengua viva, un recurso continuo de regreso a las fuentes de la lengua. No ocurría del mismo modo en generaciones anteriores simplemente porque las comunicaciones eran mucho peores. Hay radio y televisión en español en toda la nación, hablar por teléfono con México está al alcance diario de la mayoría de los méxico-americanos y el español tiene una cultura oral. Desgraciadamente, no importa tanto que la proporción de periódicos o de libros en español no vaya en consonancia, porque el interés por los libros corre parejo al interés por la escuela. Se lee menos y se va menos a la escuela, en comparación con los anglos e incluso con otros grupos de inmigrantes.

Situada en el exacto contexto de la inmigración, la acusación de que los inmigrantes hispanos no tienen interés por aprender el inglés es directamente falsa. Hay un matiz, sin embargo, que afecta a la valoración de la educación bilingüe. Si se compara con el total de los inmigrantes, de los que un 32% es partidario de que algunas clases de la escuela pública se den en las lenguas maternas de los alumnos, el 45% de los mexicanos partidario de esa fórmula representa un fuerte incremento. Casi el 90% de los inmigrantes, en general, está convencido de que el inglés es imprescindible para tener un buen trabajo y más del 65% considera que es natural que los inmigrantes aprendan inglés. Pero, frente al 37% de los inmigrantes que afirman tener un buen conocimiento del inglés a su llegada a los EUA, sólo un 7% de los mexicanos declaran tener ese nivel.

La difícil pregunta, por tanto, es si debe preferirse la educación bilingüe o la inmersión lingüística. La percepción de los inmigrantes (un 35% no se atreve a opinar en este punto) es que la escuela norteamericana hace bien su papel de enseñar inglés a sus hijos (un 37%), pero hay un 27% menos satisfecho, que es un porcentaje alto. Hay dos datos interesantes: el primero es que la educación bilingüe no impide lograr un adecuado conocimiento del inglés. El segundo es algo más complejo y concierne a la inmersión. Si se combinan los resultados escolares y el conocimiento lingüístico, parece que gana terreno entre los educadores el rechazo a la inmersión sin paliativos, mientras que se favorece una inmersión controlada o protegida, es decir, una educación lingüística que conserve un tiempo la realidad del bilingüismo y desarrolle una transición. No es exactamente el modelo canadiense, pero se acerca o, incluso, puede tender hacia él. No se olvide, para acabar de comprender la situación, que la financiación de las escuelas es municipal en los EUA, con diversas ayudas compensatorias, generalmente en función de ciertos programas de interés para el Estado o el Gobierno Federal; es muy diferente del esquema español, por tanto, y está más sujeta a las presiones de las comunidades, conscientes de su papel financiador.

La única arma capaz de hacer frente a los enfrentamientos es el ejercicio de la libertad dentro de la ley, es decir, el respeto al ordenamiento jurídico. La diversidad es un rasgo del mundo de hoy que, por ello mismo, requiere tolerancia. La combinación de libertad, tolerancia y norma exige una educación, cuyo camino pasa por la escuela. La adquisición de una visión del mundo pasa por la lengua, cuya normalización lleva a la escuela de nuevo. Una sociedad libre exige un fuerte sistema educativo, en el que se compense la creatividad, libre, con la autoridad, con el canon. El modo de integrar a los hispanos en los EUA pasa por despertar en ellos el convencimiento de que finalizar los grados escolares es una ventaja en la propia vida y devuelve réditos. Una población poco o mal escolarizada no logra el éxito social. Puede que una imagen final, relacionada con cómo el inmigrante mide el éxito, lo muestre de modo más perceptible (véase la tabla 7).

La propiedad de una casa (a diferencia de la de un auto) es un indicio de integración. El auto se compra para que lo vean los del origen, para la foto, es el símbolo del estatus y del triunfo para quienes quedaron del otro lado. La casa, por el contrario, es de uno, tiene una representación local, en los valores de la comunidad de residencia, ata a un lugar, a un modelo social, a un sistema de comportamiento y de relaciones sociales. El cuadro puede tener otra lectura: con rentas más bajas, hay un porcentaje relativamente grande de compra de casas. A su vez, estas condiciones de acceso a la vivienda motivan el acercamiento y la comunicación continua entre los méxico-americanos, que, ahora con sus casas en propiedad, pero baratas, siguen viviendo juntos, agrupándose en la defensa de su nuevo estatus. Como la escuela depende del barrio, por los criterios de proximidad y transporte, tendrá mayor población infantil y juvenil mexicana, con lo que la segunda generación seguirá en un mundo con fuerte presencia del español, dominante en muchas ocasiones. Ese tipo de escuelas, salvo excepciones, pierde recursos en relación con las de distritos más prósperos. Ciudades como San Antonio, en Tejas, tienen diferencias evidentes entre escuelas del nordeste y del suroeste de la ciudad, en el origen de los alumnos, en la dotación y en las actividades. También influye en la movilidad de los maestros, que, en general, se van de los lugares donde tienen mayores dificultades, menores incentivos, menos respuesta de los padres y peores ambientes de trabajo.

Es imprescindible conocer y comprender la complejidad de las situaciones y de los límites, para poder ayudar en el desarrollo de los inmigrantes, cuya persistencia en la marginación (ahí están los turcos de Alemania) crea graves tensiones sociales, hasta el enfrentamiento. Las palabras determinantes para salir de estos círculos viciosos son la educación y la cultura, y sólo recobrarán su sentido pleno si se devuelve el prestigio a la escuela.




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Wednesday, July 21, 2010

se celebra el centenario del poeta espanol Miguel Hernandez

Los cantautores
Por Luis Suñén

«Para muchos, Miguel Hernández o Antonio Machado […] son sólo la letra de una canción. Tras ella está, sin embargo, un poema…»Ramón Sijé por Jesús Alda Tesán, en Orihuela.

Miguel Hernández ha sido uno de los poetas puestos en música por eso que se ha dado en llamar cantautores como suavizando —dice Wikipedia— el significado de lo que se llamaba «canción protesta». Los tales cantautores encontraron un filón en la poesía de épocas diversas con resultados bien distintos y que, a la hora del juicio, suelen verse atemperados por los recuerdos íntimos que provocan en quienes se enfrentan a su análisis. Joan Manuel Serrat ya había musicado, antes de dedicarse a Miguel Hernández, versos de Antonio Machado con diferente suerte aunque una de las mejores canciones de su disco dedicado al autor de Campos de Castilla —«Las moscas»— pertenezca al estro de Alberto Cortez, de mucha peor fama entre los asiduos al género. Hilario Camacho —imprescindible en los recitales de los colegios mayores durante el franquismo— trató muy bien la poesía de Machado en «El agua en tus cabellos», título que le da a «Desgarrada la nube» y canción en la que se ve superado por el texto al sustituir «los mágicos cristales de» por un simple «ya». Pero el resultado es hermoso. Antes que todos, Paco Ibáñez hizo lo propio con clásicos del barroco como don Luis de Góngora y Argote y más modernos como Rafael Alberti o José Agustín Goytisolo —su poema «Palabras para Julia», que alcanzó así una fama inesperada—. A veces la relación entre música y letra fracasa gloriosamente. Por ejemplo en «Mañana de ayer, de hoy», de Jaime Gil de Biedma, cantado por Rosa León, donde la excelente música de Luis Eduardo Aute escande los versos un poco a la pata la llana, como ese «de la noche desnudo» en que los acentos se anulan. El gallego Luis Emilio Batallán cumple con absoluta solvencia a la hora de enfrentarse a la poesía de Celso Emilio Ferreiro y Álvaro Cunqueiro y se atreve nada menos que con Fenollosa. Lo propio hace María Dolores Pradera con un gran poema de Pedro Salinas, «Fe mía» —«No me fío de la rosa de papel…»—, al que pone música muy dignamente Antoni Parera Fons. Dos de los cantantes más socialmente comprometidos —es difícil encontrar una definición adecuada— como Adolfo Cedrán y Luis Pastor muestran los extremos de hasta dónde se ha llegado en el género: el primero con poemas de Jesús López Pacheco —«Canción de la novia del pescador»— y el segundo nada menos que con «Piedra de Sol» de Octavio Paz y en versión no carente de emoción canora.


Retrato de Miguel Hernández por Antonio Buero Vallejo, 1940.
Hoy, por una u otra razón, todo eso se ve como el fruto de una época por la que ha pasado el tiempo y las músicas aparecen, ante quien ha ido más allá, como vicarias de los versos de que se sirven. El entonces adolescente, si verdaderamente ha prosperado como lector, no olvidará el momento evocado por esas canciones pero acudirá sin duda a los versos ya libre de esa andadera que inevitablemente desvirtúa su contenido, lo hace más ligero en el fondo, lo transforma en otra cosa quizá sentimentalmente amable pero inevitablemente distinta. En el arte no basta con las buenas intenciones. El problema es que la música engrandece —Schubert al mismísimo Goethe— pero también trivializa sin piedad —ese «Himno a la alegría» de Miguel Ríos, que sobrevuela, implacable, cualquier escucha de la Novena de Beethoven. Los cantautores intentaron dar fe de lo que vivía por su cuenta y la cosa estaría en saber cuánta gente leyó a Miguel Hernández —ésta es su página— gracias a Serrat. Y ahí las dudas, probablemente, se diluirían en el mar de la ignorancia bienintencionada. Para muchos, Miguel Hernández o Antonio Machado o Jaime Gil de Biedma son sólo la letra de una canción. Tras ella está, sin embargo, un poema que aspira a eso que Paul Éluard llamara «el duro deseo de durar».


Cantando, con José Herrera Petere al acordeón, en mayo de 1937.

LA BOCA

Boca que arrastra mi boca:
boca que me has arrastrado:
boca que vienes de lejos
a iluminarme de rayos.

Alba que das a mis noches
un resplandor rojo y blanco.
Boca poblada de bocas:
pájaro lleno de pájaros.
Canción que vuelve las alas
hacia arriba y hacia abajo.
Muerte reducida a besos,
a sed de morir despacio,
das a la grama sangrante
dos fúlgidos aletazos.
El labio de arriba el cielo
y la tierra el otro labio.

Beso que rueda en la sombra:
beso que viene rodando
desde el primer cementerio
hasta los últimos astros.
Astro que tiene tu boca
enmudecido y cerrado
hasta que un roce celeste
hace que vibren sus párpados.

Beso que va a un porvenir
de muchachas y muchachos,
que no dejarán desiertos
ni las calles ni los campos.

¡Cuánta boca enterrada,
sin boca, desenterramos!

Beso en tu boca por ellos,
brindo en tu boca por tantos
que cayeron sobre el vino
de los amorosos vasos.
Hoy son recuerdos, recuerdos,
besos distantes y amargos.

Hundo en tu boca mi vida,
oigo rumores de espacios,
y el infinito parece
que sobre mí se ha volcado.

He de volverte a besar,
he de volver, hundo, caigo,
mientras descienden los siglos
hacia los hondos barrancos
como una febril nevada
de besos y enamorados.

Boca que desenterraste
el amanecer más claro
con tu lengua. Tres palabras,
tres fuegos has heredado:
vida, muerte, amor. Ahí quedan
escritos sobre tus labios.


Miguel Hernández


EL NIÑO YUNTERO

Carne de yugo, ha nacido
más humillado que bello,
con el cuello perseguido
por el yugo para el cuello.

Nace, como la herramienta,
a los golpes destinado,
de una tierra descontenta
y un insatisfecho arado.

Entre estiércol puro y vivo
de vacas, trae a la vida
un alma color de olivo
vieja ya y encallecida.

Empieza a vivir, y empieza
a morir de punta a punta
levantando la corteza
de su madre con la yunta.

Empieza a sentir, y siente
la vida como una guerra
y a dar fatigosamente
en los huesos de la tierra.

Contar sus años no sabe,
y ya sabe que el sudor
es una corona grave
de sal para el labrador.

Trabaja, y mientras trabaja
masculinamente serio,
se unge de lluvia y se alhaja
de carne de cementerio.

A fuerza de golpes, fuerte,
y a fuerza de sol, bruñido,
con una ambición de muerte
despedaza un pan reñido.

Cada nuevo día es
más raíz, menos criatura,
que escucha bajo sus pies
la voz de la sepultura.

Y como raíz se hunde
en la tierra lentamente
para que la tierra inunde
de paz y panes su frente.

Me duele este niño hambriento
como una grandiosa espina,
y su vivir ceniciento
resuelve mi alma de encina.

Lo veo arar los rastrojos,
y devorar un mendrugo,
y declarar con los ojos
que por qué es carne de yugo.

Me da su arado en el pecho,
y su vida en la garganta,
y sufro viendo el barbecho
tan grande bajo su planta.

¿Quién salvará a este chiquillo
menor que un grano de avena?
¿De dónde saldrá el martillo
verdugo de esta cadena?

Que salga del corazón
de los hombres jornaleros,
que antes de ser hombres son
y han sido niños yunteros.


Miguel Hernández, 1937

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se
me ha muerto como del rayo Ramón Sijé,
con quien tanto quería).





Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento.
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.

10 de enero de 1936


Miguel Hernández


Menos tu vientre,
todo es confuso.
Menos tu vientre,
todo es futuro
fugaz, pasado
baldío, turbio.
Menos tu vientre,
todo es oculto.
Menos tu vientre,
todo inseguro,
todo postrero,
polvo sin mundo.
Menos tu vientre,
todo es oscuro.
Menos tu vientre
claro y profundo.

Friday, July 16, 2010

Education, Technology, and a Revolution on the Way


by Olga L. Miranda
04.05.2010



Nowadays, the impact of the modern cybernetic and computation sciences, information and communication technologies(ICTs) on different fields of the human life is so impressive that, more than one thinks the education revolution is on the way. " A survey by the Henry J. Kaiser Family Foundation found that young people (ages 8-18) mainline electronic media for more than six hours a day, on average. Many are multitasking – listening to music while surfing the Web or instant-messaging friends while playing a video game"..." We are currently preparing students for jobs that don't yet exist....There are 200 million registered users on My Space...We are living in exponential times...There are 31 Billions searchers on Google every month, in 2006, this number was 2.7 Billion, to whom were these questions addressed before Google?... The first commercial text message was sent in December of 1992, today the number of text messages sent and received every day exceeds the total population of the planet...Years it took to reach a market an audience of 50 million (Radio 38 years, TV 13, Internet 4, Pod 3, Facebook 2)...The number of Internet devices in 1984 was 1,000, in 1992, 1,000,000, in 2008 1,000,000,000...There are about 540,000 words in the English language, about 5X as many during Shakespeare's times...It is an estimated that a week's worth of the New York Times contains more information than a person was likely to come across in a life time in the 18th century...The amount of technical information is doubling every two years, for students studying a four year technical degree it means that half of what they learn in their first year of study will be outdate by their third year of study".

Then, one is wondering what particular effects are causing these new technologies on the education field? In fact, the education system is one of the most affected for these advances. Certainly, all these new technologies and Internet with its browsers and worldwide networks of users have impacted deeply on different branches and areas of the education field such as both teacher and student roles, learning styles, and foreign language teaching. The changes on the teacher and student roles have been one of the most difficult and controversial, because these changes are affecting the job opportunities for teachers, and the functions and empowering that both students and teacher share in the educational process.

Since the first computer was installed in a school reliving some teacher's tasks started a debate about whether computers can do better teaching job that teacher and save money also. Actually, the most opinions are on the side of the real teacher as irreplaceable, but it is a reality that all those new devices and technologies, computers, software, are stealing some teacher's positions. Certainly, many teachers who don't know these technologies and can't use it have more difficulties to get a job in the modern schools. Secondly, teacher and student are switching constantly because these technologies make possible more interactions among students and an enormous access to diverse information in a few minutes. Actually, students could have more and better information about some question than teachers.

Then, when they are sharing all this knowledge with other peers and with the teachers, are acting as teachers and the teachers as students. Likewise, as some scientists have stated, " while teachers have always been concerned with encouraging students to learn, encouraging discussion and dialog, now, with new and emerging technology, students can take control of these processes for themselves and use them far beyond the immediate confines of each course".

Ultimately, these new technologies have caused teachers to lost their old strong power over students and the students, on the other hand, got a new one better, but they are now partners in equal position creating together new knowledge and culture. They, both, won because from these new technologies are arising new learning styles. Students and teachers are called as “digital native and “digital immigrants” respectively. Teachers have to face a big challenging teaching students whose entire lives have been immersed in the 21st century media culture. They are digital learners and are taking our world via the filter of computing devices: the cellular phones, handheld gaming devices, laptops, plus the computers, TVs, and game consoles at home.

A survey found that young people between 8 to 18 years old use electronic media for more than six hours a day, on average, and they can do multitasking – listening to music while surfing the Web or instant-messaging friends while playing a video game. Moreover, many toddlers and preschoolers easily navigate these electronic, multimedia resources on games in which they learn colors, numbers, letters, spelling, and more complex tasks such as mixing basic colors to create new colors, problem-solving activities, and reading.

Secondly, as a result of these modern technologies teachers instead to providing content to students are helping them to find context and meaning in their studies. It means learning is being more cooperative, and is becoming in a researching process. These new styles of learning have been called by some specialists "neomilenial learning styles" because are based on collectively seeking, sieving, and synthesizing experiences rather than individually locating and absorbing information from a single best source. Furthermore, some studies have revealed that " teachers believed that computer literacy skills were important for the future of the students, but students claimed that they had acquired essential computer skills, as well as online browsing techniques, not from their teachers but by themselves".

Thirdly, the traditional class and school have been replaced for virtual classes and virtual school in the high education principally. For instance, it is well know education distance learning is preferred by more persons every year because they can't move to universities are far away. Finally, we can see that new learning styles are not any more bored unilateral process where teachers are speakers and owners of the information, students are neither passive receptors. So, learning is becoming much more complex, but more democratic, exchangeable, dynamic, and rich too.The modern language teaching is receiving a lot benefits from Internet, worldwide networks, and sophisticated soft wares. Idioms are difficult to teach as they are contextualized culturally and require cultural understanding in addition to language knowledge. However, the new interactive technologies such as videoconferences permit exchanges in real time. In this way the culture can be immediately exchanged between the students and the authentic native language speakers. Next, the use of Google, Skype and other browsers are giving new tools that could be used in second language teaching and learning to develop vocabulary, correct spelling, collaborate on writing tasks. Similarly Google Talk create opportunities for interaction in the target language.

Concluding, new technologies are causing a revolution in the education, and these effects are reaching some areas such as teacher and student roles, new learning styles more participative and interactive, and creating better opportunities for language teaching and learning. Education is showing an amazing future that is almost here, and we have to be open minded and ready to make the best use of these possibilities

Sources online used for this work:

1. http://www.newhorizons.org/strategies/styles/front_styles.htm
2. http://www.youtube.com/watch?v=cL9Wu2kWwSY
3. http://www.ncrel.org/sdrs/areas/te0cont.htm
4. http://www.creativelearningsystems.com/?gclid=CL-B1aHe8KICFRhaiAodQ3ydjg
5. http://www.deewr.gov.au/Schooling/DigitalEducationRevolution/Pages/default.aspx

Wednesday, July 14, 2010

My Reasons

Why?

Hace un tiempo ciertas nostalgias me llevaron a juntar recuerdos con fotos y realize mi primer "film", le titule My Reasons porque me encanta esa cancion de Tracy Chapman y porque queria hacer un homenaje a mi familia y a mis banderas, o tal vez porque ya a los 50 uno empieza a hacer recuentos pues se tiene una historia long enought. Claro que mis amigos estan entre mis grandes razones, pero solo tenia fotos de dos o tres de ellos. Ahora me parecio bien colocar el "film" en este blog, y aqui navega.

A while back some nostalgia led me to collect photos and memories with and make my first "film" titled My Reasons because I love that song by Tracy Chapman and because I wanted to pay tribute to my family and flags, or perhaps because at 50's years old you start to count stories so you already have a long history. Of course my friends are among my main reasons, but only had pictures of two or three of them. Now I seemed well put the "film" on this blog, and surfing here.

LAS MADEJAS INVISIBLES DEL PODER

  LAS MADEJAS INVISIBLES DEL PODER by Olga L. Miranda LAS MADEJAS INVISIBLES DEL PODER Nosotros, los pobres mortales que trabajamos cada dia...